Limpieza dental profesional: ¿qué es y cuándo debemos hacerla?

Por un lado, hablamos de limpieza oral cuando nos referimos al proceso que lleva a cabo el paciente desde casa y que consiste en el cepillado dental después de cada comida y el uso del hilo dental o enjuagues con colutorios para eliminar los restos de alimentos atrapados en los espacios entre los dientes. De esta forma conseguiremos eliminar los restos alimentarios y la suciedad que se aloja en el interior de la boca y, por ello, evitaremos la aparición de enfermedades como la caries.

Por otro lado, hacemos referencia a una limpieza dental profesional a un proceso que se lleva a cabo en una clínica dental, siendo esta la principal referencia en comparación con la higiene que realizamos en casa explicada anteriormente. La limpieza profesional es un proceso muy que consiste en la extracción de la placa bacteriana (acumulo de bacterias orales) y el sarro alojado en el esmalte (capa externa del diente) través de un aparato de ultrasonidos.

Gracias a esta intervención, que no requiere el uso de anestesia local, se logra destruir el hábitat ideal de las bacterias causantes de las enfermedades orales, así pues, se trata de una técnica de prevención muy eficaz ya que conseguimos acceder a la limpieza de zonas más profundas. La limpieza profesional se recomienda realizar cada semestre.

Tal y como hemos podido ver, no es lo mismo la higiene oral y la limpieza dental profesional, son dos procesos que cuentan con diferencias significativas, sin embargo, es de vital importancia que uno lleve a cabo ambas limpiezas de forma regular para una buena prevención de enfermedades orales y desarrollo de patologías orales como las caries o gingivitis.

Podemos decir, que hay cuatro principales limpiezas dentales profesionales; sencilla, semi-profunda, profunda y de mantenimiento. En este caso es el propio especialista quien determina la clase de limpieza que debemos hacernos después de que nos examine la boca, especialmente los tejidos periodontales. Según el estado oral en el que nos encontremos, estará más indicado un tipo de limpieza oral u otro.

  • La limpieza sencilla

Su nombre técnico es profilaxis o tartrectomía, es la indicada en pacientes con encías sanas y buena higiene diaria. El profesional eliminará la placa dental (acumulo de bacterias orales), sarro y manchas que pueden quedarse adheridas en los dientes. Es un proceso sencillo y se aconseja realizar cada medio año aproximadamente.

  • La limpieza semi-profunda

Es muy recomendable para aquellas personas que nunca se han hecho una limpieza o llevan muchos años sin hacérsela. En los casos más severos se necesitan un par de limpiezas semi-profundas para acabar con las manchas, sarro y la placa y normalmente, se suele indicar posteriormente un tratamiento un raspado general, que más adelante explicamos.

  • La limpieza profunda

Es requerida cuando el paciente sufre de alguna enfermedad periodontal y movilidad dental, bolsas periodontales, halitosis (olor desagradable del aliento), sangrado de las encías, etc. La enfermedad periodontal hay que diagnosticarla lo más precozmente posible, con un adecuado programa de revisiones, ya que avanza lentamente y muchas veces no son apreciables los síntomas, por lo que es imprescindible visitar al dentista al menos dos veces al año.

La limpieza profunda se conoce con el nombre técnico de raspado y alisado radicular. En estos casos de limpieza profunda se puede anestesiar la zona para eliminar lo que hay bajo las encías. Normalmente, se realiza en varias sesiones y en cada una de ellas se trata un sector diferente de dientes hasta completar la boca.

Tras estas sesiones de raspado y alisado radicular, se recomienda extremar la precaución con los dientes y encías, aumentando el número de visitas y controles al dentista si la situación lo requiere.

  • El mantenimiento periodontal

Para finalizar, el mantenimiento periodontal es aquella limpieza que se realiza normalmente tras un tratamiento de raspados o limpieza profunda, con el objetivo de mantener los resultados del tratamiento y conseguir mantener la enfermedad estable.

Este mantenimiento periodontal implica un control exhaustivo de la mejora de los dientes y de las encías. Para no llegar nunca a realizarse una limpieza profunda se debería mantener siempre el mejor estado de salud de nuestros dientes, combinando los cuidados orales diarios como limpiezas profesionales anuales.