Endocarditis infecciosa

Endocarditis infecciosa

El sistema cardiocirculatorio está constituido por:
• El corazón
• Los vasos sanguíneos
• La sangre

Su función es mantener un flujo sanguíneo adecuado hacia todos los tejidos del cuerpo, proporcionándoles el oxígeno y nutrientes que precisan, retirando los productos de desecho del metabolismo. El corazón está situado en el mediastino: detrás y levemente a la izquierda del esternón, entre los pulmones.

Existen un gran número de enfermedades cardiovasculares que pueden presentarse a lo largo de toda las etapas de la vida. Aunque en la mayoría de los casos se presentan en los pacientes adultos.

Algunos pacientes no le dan suficiente importancia, pero es muy relevante comentar al dentista si se padece de alguna enfermedad cardiovascular como cardiopatías reumáticas, hipertensión arterial, cardiopatías isquémicas y cardiopatías congénitas, entre otras.  También se debe hacer referencia si se ha sufrido de algún infarto o si han sido sometidos a alguna cirugía cardiovascular recientemente, sobre todo en aquellos pacientes a quienes se les ha colocado algún tipo de prótesis cardiaca.

Generalmente, en la mayoría de estos casos el médico tratante ha indicado a los pacientes el uso de medicación profiláctica para cualquier tipo de tratamiento que involucre sangramiento.

Esta medicación profiláctica se indica con el fin de prevenir que las bacterias contenidas en una zona del cuerpo, viajen a través del torrente sanguíneo al corazón, produciendo la llamada endocarditis infecciosa.

¿Qué es la endocarditis infecciosa?

La endocarditis infecciosa o también conocida como endocarditis bacteriana, es una infección del endocardio. Esta puede ser causada por virus, hongos y lo más frecuente, por bacterias.

Cuando se introducen en el organismo tal número de bacterias que evitan la respuesta inmune lesionando y colonizando al endocardio, se estimula la agregación de plaquetas y la formación de fibrina, formando una paca vegetante sobre la que se alojan nuevos microorganismos. Esta acumulación constante de bacterias formará un nicho ecológico, que en muchas ocasiones, puede quedar aislado del efecto de muchos antibióticos.

Es esta acumulación de microorganismos que va ocasionando un daño a las válvulas cardiacas o en las prótesis valvulares, cuando estas están presentes y esta situación puede llegar a ser muy grave. La complicación más importante de este problema es la insuficiencia cardiaca y lo peligroso que esta resulta para la vida de la persona afectada.

Esta enfermedad ha tenido tres momentos completamente distintos en cuanto a su pronóstico: Hasta la aparición, entre los años 30 y 40 del siglo XX, de los primeros fármacos antimicrobianos la enfermedad era prácticamente mortal en el 100% de casos. A partir de aquel momento se apreció el primer salto hacia un cierto control de esa enfermedad. Hacia los años 70 se produjo un nuevo salto: la cirugía valvular. Desde entonces se ha estabilizado la situación y, aunque el perfil de tipos de endocarditis ha cambiado en los últimos años, se mantiene un nivel de mortalidad intrahospitalaria del 20-25% y de una mortalidad al año del 30-35%.

Por ello y para que el dentista tome las previsiones necesarias ante una posible situación de infección, el paciente está en la obligación de comunicar a su dentista su estado de salud cardiovascular.

Existen diferentes tipos de patologías cardiovasculares que tienen el riesgo de generar una endocarditis bacteriana, sin embargo hay pacientes que presentan más riesgo y por ello los enumeramos a continuación.

Pacientes con alto riesgo de sufrir endocarditis bacteriana cuando son tratados en la clínica dental:

  • Portadores de prótesis valvulares.
  • Pacientes que han padecido endocarditis bacteriana previa.
  • Paciente con enfermedad cardiaca compleja.
  • Pacientes con shunts pulmonares.

Pacientes con riesgo moderado de sufrir endocarditis bacteriana cuando son tratados en la clínica dental:

  • Malformaciones cardiacas.
  • Enfermedad cardiaca reumática.
  • Cardiomiopatía hipertrófica.
  • Prolapso de la válvula mitral con regurgitación valvular.

Tratamientos dentales que pueden producir endocarditis bacterianas

Si no se toman las previsiones correctas, existen un gran número de tratamientos dentales que pueden producir una endocarditis bacteriana, por ello es preciso que los pacientes con esta patología tengan muy claro cuáles son los tratamientos dentales que pueden producir sangramientos y que ante cualquiera de estos, deben seguir las pautas de profilaxis antibiótica indicada por su médico especialista tratante.

Entre los tratamientos dentales que pueden producir la endocarditis infecciosa se encuentran:

  • Extracciones dentales.
  • Implantología.
  • Cirugía periodontal.
  • Sondaje periodontal.
  • Tratamientos de encías superficiales y profundos.
  • Endodoncias y cirugías periapicales.
  • Introducción subgingival de tiras o bandas por procesos protésicos o de ortodoncia.
  • Aplicación de anestesia.

En todo tratamiento que pueda generar sangramiento, debe emplearse la profilaxis antibiótica, en los pacientes de riego.

Otras causas que pueden producir endocarditis bacteriana en pacientes de riesgo

Ante pacientes con muy mala higiene oral es preciso tener mucho cuidado, ya que corren el riesgo de sufrir procesos infecciosos que ponen en peligro su vida.

Por ello es preciso que acudan al dentista, no solo para que se le realice el tratamiento de encías periódico que sea necesario, sino también para que sean entrenados en la aplicación de la técnica de cepillado y de medios auxiliares (uso del hilo dental y enjuagues bucales con componentes antibacterianos tales como la clorhexidina).

En este tipo de pacientes cuya vida corre peligro ante la presencia de infecciones, es imprescindible un riguroso control de los índices de la placa bacteriana. Por ello las visitas de revisión periódicas al dentista son imprescindibles.

¿En qué consiste la profilaxis antibiótica?

Existen pautas sobre: aquellos con enfermedades del corazón que pueden predisponerles a una endocarditis infecciosa; y con prótesis articulares completas que pueden estar a riesgo de desarrollar infecciones por vía hematógena en el sitio de la prótesis.

Desde hace varios años existe una controversia sobre la eficacia y seguridad en la relación a la profilaxis antibiótica y se ha producido una reducción progresiva de las poblaciones de pacientes y procedimientos sugeridos para la profilaxis antibiótica desde entonces.
Existen diferencias significativas en las recomendaciones de los expertos en los Estados Unidos, en el Reino Unido y otros países en los últimos años debido a la ausencia de datos convincentes tanto a favor como en contra de la profilaxis. En el Reino Unido se emitieron nuevas recomendaciones en 2006, en las que eliminan la profilaxis antibiótica en todos los casos.

La incidencia de bacteriemia tras el cepillado de dientes es de aproximadamente un 32%, y a partir de las diversas actividades de la vida diaria (usar hilo dental, masticar los alimentos) puede ocurrir cientos de veces más a menudo que las bacteriemias de procedimientos odontológicos. De hecho, se ha sugerido que algunos individuos pueden generar bacteriemia durante 90 horas cada mes a partir de tales causas fisiológicas. La bacteriemia espontánea es de corta duración, pero alta incidencia, lo cual puede explicar por qué la mayoría de casos de endocarditis no están relacionados con procedimientos odontológicos.

Procedimientos dentales

Se recomienda la profilaxis para todos los procedimientos dentales que implican la manipulación del tejido gingival o de la región periapical de los dientes o una perforación de la mucosa oral. Aunque en la declaración actual no se identifican los procedimientos dentales específicos que pueden causar una bacteriemia, la declaración de 2003 señaló que los siguientes procedimientos tienen una mayor incidencia de bacteremias.

  • Procedimientos dentales en los que cabe esperar sangrado gingival o de mucosas: limpieza y detartaje.
  • Procedimientos periodontales: RAR, cirugía perio y mantenimiento.
  • Instrumentación en endodoncia.
  • Extracciones dentales.
  • Colocación de implantes.
  • Reimplantación de dientes avulsionados.
  • Colocación de bandas de ortodoncia.
  • Colocación subgingival de tiras de antibióticos.
  • Inyección intraligamentosa de anestésicos

REFERENCIAS

Gay Escoda C, Berini Aytés L. Tratado de cirugía bucal. Madrid: Ergon; 2015.

Andersson L, Kahnberg KE, Pogrel MA. Oral and maxillofacial surgery. Oxford: Wiley-Blackwell; 2010.

Hupp JR, Ellis E, Lucker MR. Cirugía oral y maxilofacial contemporánea. 6a ed. Barcelona: Elsevier; 2014.