Prevención en odontología, preguntas frecuentes

¿Qué es la odontología preventiva?

La odontología preventiva hace referencia a cualquier práctica odontológica destinada a evitar una enfermedad. También se considera prevención cuando una vez iniciada la enfermedad se aplican otros métodos para poder frenarla. 

Por tanto, en un principio, la odontología preventiva tiene como objetivo mantener el salud, evitando la enfermedad.

¿Cuáles son los tipos de prevención odontológica?

En términos generales, la prevención es cualquier actividad dirigida a evitar la enfermedad, o en el caso de que ya se haya iniciado, interrumpirla.

Dependiendo en el estadio que se encuentre se diferencian tres tipos de prevención: prevención primaria, prevención secundaria y prevención terciaria.

La prevención primaria corresponde al periodo prepatogénico. Esta práctica se basa en la eliminación los factores de riesgo, por ejemplo eliminar disminuir los azúcares de la dieta, con el fin de disminuir la probabilidad de que aparezca la enfermedad. Dentro de la prevención primaria se diferencia entre:

  • Prevención específica, si se efectúa frente una enfermedad en concreto
  • Prevención inespecífica, la cual va destinada a evitar la enfermedad en general

La prevención secundaria se realiza cuando no se ha aplicado prevención primaria o ha fracasado. Esta actividad se lleva a cabo cuando la enfermedad está poco avanzada, y ya han aparecido ya signos y síntomas. La actividad odontológica va dirigida a diagnosticar y tratar precozmente la enfermedad, con el fin de mejorar el pronóstico y mantenerla bajo control.

Finalmente, la prevención terciara se efectúa cuando no se han aplicado o han fracasado las prevenciones primarias y secundarias. Esta actividad se lleva a cabo cuando la enfermedad ya está avanzada y consiste en la rehabilitación del paciente.

¿Qué estrategias de prevención existen?

Las principales estrategias de prevención son la estrategia poblacional y la estrategia de prevención clínica.

La estrategia poblacional tiene la finalidad de evitar la enfermedad en el conjunto de la población. Un ejemplo podría ser la promoción de medidas de higiene oral a toda la población escolar como la utilización de flúor.

La estrategia de prevención clínica o de alto riesgo se basa en identificar y proteger a los individuos de alto riesgo. Un ejemplo podría ser actuar frente escolares con tres o más caries haciendo el sellado de fosas y fisuras. Para aplicar este tipo de estrategias se deben  cumplir los tres siguientes puntos:

  • Tener una prevalencia baja de la enfermedad
  • Utilizar instrumentos fiables, sencillos y aceptables de identificación
  • Que existan medidas efectivas y sencillas de aplicar

La caries dental, ¿cómo prevenirla?

La caries dental es una enfermedad multifactorial ya que depende del huésped, del sustrato, del medio y va en función al tiempo. Esta enfermedad se trata de un proceso dinámica como consecuencia de la presencia de microrganismos en la superficies dentales.

Esta enfermedad se produce en presencia de un desequilibrio entre los tedios dentales y los fluidos de la paca bacteriana, resultando una desmineralización del tejido dental, es decir una pérdida de sustancias minerales de los dientes.

La caires no afecta a todo el mundo por igual, por tanto es útil establecer unos protocolos de actuación para cada paciente según su riesgo de caries. La determinación del riesgo influirá en el uso de antimicrobianos, fluoruros, selladores, la frecuencia de radiografías y exámenes orales periódicos y otros procedimientos.

Se han determinado unos protocolos llamados CAMBRA (Caries Management by Risk Assessment), cada vez más aceptados y usados por distintos colegios dentales y que dan unas pautas útiles y prácticas para el uso diario en clínica.

Los pacientes se clasifican en cuatro grupos de riesgo de caries: bajo, moderado, alto y extremo.

Los pacientes con bajo riesgo de caries no presentan lesiones incipientes o cavidades de caries primarias o secundarias durante los últimos 3 años. No presentan factores de riesgo como restauraciones defectuosas, tratamientos de ortodoncia, discapacidad física o mental, uso o abuso de drogas, defectos del esmalte congénitos o adquiridos, higiene oral deficiente y dieta cariogénica. Cualquiera sea la combinación de: bacterias orales, hábitos de higiene oral, dieta, uso de fluoruros, flujo salival, los ha protegido de la enfermedad de caries hasta el momento. Si los factores protectores o patogénicos cambian significativamente, pueden convertirse en pacientes de alto riesgo.

Los pacientes con un moderado riesgo de caries tienen más factores de riesgo que los pacientes de bajo riesgo. No suelen mostrar signos de continuas caries dentales, que los pongan en el grupo de alto riesgo. Suelen ser pacientes mayores de 6 años que presentan 1 o 2 lesiones incipientes o cavidades de caries en los últimos 3 años. La terapia adicional de flúor podría añadirse para garantizar que la balanza se incline hacia la detención de la progresión de la enfermedad. Requieren una mayor frecuencia de evaluaciones radiográficas para determinar la actividad cariogénica que los pacientes de bajo riesgo, entre 16 y 24 meses. La intervención en los factores de riesgo, como la dieta, los hábitos de higiene y el uso de fluoruros, requieren un monitoreo y una implementación más agresiva.

Los pacientes con un alto riesgo de caries la mayoría de ellas son lesiones cavitadas. Presentan 3 o más lesiones incipientes o lesiones de caries durante los últimos 3 años, además de la presencia de múltiples factores de riesgo como una baja exposición de flúor. La presencia de lesiones de caries observables es fuerte indicador que la enfermedad seguirá progresando para producir más cavidades, a menos que se intervenga con terapia química para reducir la placa e incrementar la remineralización. Es también posible que un paciente que no tenga lesiones cavitadas pero que tenga dos o más factores de riesgo altos, sea ubicado en este grupo.

Finalmente, los pacientes con un extremo riesgo de caries son pacientes de alto riesgo con necesidades especiales o que tienen una carga adicional de hiposalivación grave. Estos carecen de la capacidad amortiguadora de la saliva, y del calcio y el fosfato necesarios para la remineralización de las lesiones no cavitadas. Se indican terapias adicionales, que incluyen enjuagues con capacidad buffer, para sustituir las funciones de limpieza y de tampón de una saliva normal, y pastas de calcio y fosfato para reemplazar los componentes normales de la saliva para la remineralización de las estructuras dentarias.

Para poder reducir el riesgo de caries se debe intentar modificar los factores etiopatogénicos, reduciendo el número de bacterias cariogénicos por debajo de niveles de riesgo. Esto se hace mecánicamente con cepillado de los dientes y químicamente interfiriendo en todas estas reacciones químicas de crecimiento y metabolismo bacteriano.

También se debe disminuir la susceptibilidad de los tejidos dentales y favorecer la remineralización de los mismos en estadios iniciales de la enfermedad. Se utiliza el flúor para disminuir la susceptibilidad, hay programas en algunos países, que han decidido fluorar el agua para disminuir la caries. 

Finalmente se debe modificar la dieta, es decir el ambiente de las bacterias. Realizando un reducción de alimentos con azúcares fermentables entre comidas y promover el consumo de sustitutos del azúcar no fermentables. También un factor protector es el aumento del flujo salival, esto se puede conseguir si se toman alimentos que requieran masticación vigorosa.

REFERENCIAS

  • Cuenca Sala E, Baca García P. Odontología preventiva y comunitaria. Principios, métodos y aplicaciones. 4a ed. Barcelona: Elsevier Masson; 2013.
  • Pine C, Harris R. Community oral health. 2nd ed. London: Quintessence; 2007.  
  • García Barbero J, editor. Patología y terapéutica dental: operatoria dental y endodoncia. 2a ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
  • Hara AT, Zero DT. The caries environment: saliva, pellicle, diet and hard tissue ultrastructure. Dent Clin N Am 2010; 54: 455-67.