Uno de los pasos de la endodoncia es la irrigación dentro del conducto para eliminar y limpiar los conductos radiculares durante este tratamiento odontológico.
La irrigación en el tratamiento endodóntico consiste en el lavado y la aspiración de todos los restos y sustancias que puedan estar contenidos dentro de la cámara pulpar o de los conductos radiculares.
Con la irrigación se pretende:
- Eliminar la capa residual, compuesta por restos orgánicos y inorgánicos (restos pulpares, virutas de dentinas y restos necróticos).
- Disminuir la flora bacteriana.
- Humedecer o lubricar las paredes de la dentina para facilitar la acción de los instrumentos que se emplean para realizar las endodoncias.
- Aumentar la energía superficial de las paredes del conducto, favoreciendo el contacto de medicamentos usados para curar de forma temporal y permitir una retención al obturar los conductos.
Una de las principales soluciones irrigadoras en el tratamiento de la endodoncia es el hipoclorito sódico, siendo la alternativa más recomendada para la irrigación endodóntico.
El hipoclorito de sodio (NaOCl) es un compuesto halogenado que se emplea como solución irrigadora en una endodoncia, desde 1920, complementando la preparación biomecánica de los canales radiculares. Se define, según la Asociación Americana de Endodoncistas, como un líquido claro, pálido, verde amarillento, extremadamente alcalino y con fuerte olor clorino, que presenta una acción disolvente sobre el tejido necrótico y restos orgánicos y además es un potente agente antimicrobiano.
Las principales propiedades de esta solución irrigadora son:
- Disolver los restos de tejido pulpar (es efectivo tanto en tejido vital como en tejido necrosado). Es el disolvente más eficaz del tejido pulpar.
- Acción antibacteriana. Destruyendo las bacterias (incluyendo virus) y neutralizando sus componentes y los productos antigénicos.
- Desbridamiento. La irrigación con hipoclorito de sodio expulsa los detritos generador por la preparación biomecánica de los conductos.
- Lubricación. Humedece las paredes del conducto radicular favoreciendo la acción de los instrumentos.
- Baja tensión superficial. El hipoclorito penetra en todas las irregularidades del conducto radicular.
La acción bactericida y de disolución de los tejidos del hipoclorito de sodio puede ser modificada por la concentración de este, la temperatura y el pH de la solución.
Se uso en clínica es generalizado, desde concentraciones más bajas a 0’5% hasta otras más altas de 5’25%. A mayor concentración, mejores son las propiedades solventes y antibacterianas, pero también se incremente su efecto tóxico. Si la temperatura aumenta, la acción del hipoclorito de sodio se incrementa de manera significativa. El pH del hipoclorito es aproximadamente de 11’6, siendo una solución alcalina.
La soluciones de hipoclorito sódico deben renovarse con frecuencia, ya que pierden efectividad con el tiempo.
En los casos de tratamientos de conductos con vialidad pulpar, de recomienda utilizar soluciones de hipoclorito sódico al 1%. Cuando se trate de dientes infectados, con necrosis pulpar, la concentración debe ser al menos del 2’5%.