Las infecciones dentales pueden llegar a ser un tema muy serio, en ocasiones incluso se desarrollan hasta poner en riesgo la salud general. Por eso es importante conocer los diferentes tipos de infecciones que se pueden dar en la boca.
¿Cuáles son las principales infecciones dentales?
- Caries dental. Está causada por el ácido que producen las bacterias presentes en los dientes. Con el tiempo, el ácido erosiona el diente y compromete su dureza. El mayor culpable de esta infección son los dulces, pero también los alimentos ácidos (como los refrescos) juegan un papel importante en la erosión al alterar el pH de la boca. Las caries pueden desencadenar otras infecciones orales más graves.
- La pulpitis es una inflamación de la pulpa (capa más interna) del diente. Ocurre cuando la caries profundiza hasta alcanzar el interior, la pulpa, y también puede darse en dientes fracturados. Sus síntomas incluyen un dolor moderado que viene y va, especialmente fuerte cuando alguna cosa fría entra en contacto con el diente.
- Periodontitis. Es una consecuencia de la gingivitis (inflamación y sangrado de las encías por acúmulo de bacterias y restos alimentarios). La periodontitis ocurre cuando la estructura ósea de soporte del diente se pierde, provocando que la encía y el ligamento periodontal que rodean el diente pierdan adherencia con el diente. Los niños de entre 12 y 17 años y los adultos de más de 30 tienen más posibilidades de sufrir este problema. En casos muy severos se puede producir un absceso periodontal, que posteriormente se explica. Los síntomas más comunes son el enrojecimiento, la sensibilidad y la hinchazón.
- Pericoronitis. Es una infección que se produce cuando partículas de comida y bacterias se introducen dentro de las encías. Es especialmente común cuando los terceros molares (muelas del juicio) erupcionan (salen en boca). El síntoma principal es dolor en la zona de la infección.
- Absceso dental. Es una de las infecciones más serias que puede afectar a las personas. Empieza en el ápice (la punta) del diente, pero de no tratarse puede difundirse rápidamente. Cuando está en fase más severa, la infección que crean las bacterias causa una considerable inflamación en la cara y un dolor importante.
La mejor manera de minimizar el riesgo de padecer cualquier infección dental es practicar una buena higiene oral, asegurarse que ni la comida u otras partículas se quedan entre los dientes durante demasiado tiempo. Para ello es imprescindible adoptar buenos hábitos higiene oral cuanto antes, hacer uso de hilo dental para eliminar los restos permanentes en los espacios pequeños entre los dientes y acudir a visitas en el dentista de forma regular. A la mínima que se perciba algún síntoma de infección, aunque solo sea dolor, es imprescindible acudir al dentista. Una intervención precoz puede frenar la infección, evitando serios problemas y permitiendo una curación más rápida y eficaz.
Así pues, una buena higiene bucodental incluye cepillarse los dientes un mínimo de dos veces al día, haciendo uso de una buena técnica de cepillado, sumado a una pasta dentífrica con flúor, el uso del hilo dental y de colutorios para cumplimentar así nuestra higiene y por tanto salud oral.