Los traumatismos dentales pueden afectar a cualquier edad, pero sobre todo en edades infantiles o la práctica de deportes son los que más urgencias traumáticas dentales tienen.
Los golpes en la zona de la cavidad oral suelen provocar problemas en los tejidos blandos y en ocasiones afectar también a los dientes.
Es importante diferenciar los traumatismos en los dientes temporales, siendo la edad más común entre los 2 y los 3 años, y en los dientes temporales, donde entre los 9 y los 12 años hay un aumento de las urgencias traumáticas dentales. Siendo la dentición que sea, es importante actuar con la máxima rapidez para evitar posibles complicaciones posteriores y realizar una exploración clínica y radiológica.
¿Qué hacer ante un traumatismo dental?
En dentición temporal, la mayoría de las lesiones afectan a los incisivos centrales superiores. Un traumatismo en un diente temporal puede causar alteraciones en el desarrollo de los dientes definitivos, por eso el manejo de estas lesiones es esencial para un buen desarrollo posterior de los dientes permanentes.
Si después de un traumatismo en el niño, el diente se pone de color oscuro, la actitud a tomar es expectativa, es decir controlar clínica y radiológicamente la evolución del diente. Si el dientes es desplazado, si es posible el tratamiento será la reposición del diente y sino la extracción de este y la colocación de un mantenedor de espacio para no perder el espacio para el diente definitivo. Si el diente o el incisivo temporal es fracturado, la opción terapéutica más adecuada es restaurarlo para mantener la vitalidad, la función y la estética de ese diente. Finalmente, si hay una avulsión completa del diente temporal, no debe ser nunca reimplantado para no dañar al definitivo.
Los traumatismos en dentición definitiva suelen ser dados por deportes de contacto, accidentes en la carretera o caídas. Los dientes más afectados son normalmente los incisivos centrales superiores.
Ante un traumatismo en dentición definitiva, si hay una fractura del diente, el objetivo del tratamiento es mantener la vitalidad pulpar y restaurar el diente para devolverle la funcionalidad y la estética. Si existe una luxación el tratamiento siempre se caracteriza por: recolocación del diente luxado, sobre todo si ha habido una extrusión, la inmovilización de este, mediante una ferulización, y un control posterior, clínico y radiológicamente cada determinado tiempo.
El éxito final del tratamiento ante una avulsión en un diente permanente viene determinado por el tiempo que pasa el diente fuera del alveolo. El pronóstico suele ser bueno si se reimplanta de forma inmediata, si no es posible es importante transportar y mantener el diente con leche o saliva para mantener la vitalidad de las fibras periodontales.