El flúor es el elemento más electronegativo y el elemento químico no metálico más reactivo que se conoce en el mundo. El símbolo de flúor está representado por la letra “F” y se ubica con el número atómico 9 en la tabla periódica de los elementos químicos. El flúor se caracteriza por tener el número y el peso atómicos más bajos de todos los elementos de la familia a la cual pertenece, la de los halógenos.
El flúor se encuentra con abundancia en la litosfera, formando parte de las rocas, del suelo vegetal y mineral, siempre en combinaciones con otros minerales. Además, está presente en las rocas volcánicas y en el agua del mar.
La aplicación individual y comunitaria de los fluoruros como medida preventiva de la caries dental se ha expandido en todo el planeta Tierra. Su conocimiento terapéutico se descubrió en el siglo 18 y su uso preventivo a sido reconocido como unos de los hitos históricos que ha revolucionado la odontología contemporánea.
Si el fluoruro es aplicado de forma tópica en alta concentración, se logra que en la superficie del esmalte se deposite mayor cantidad de ion fluoruro, al reaccionar este con el calcio de la saliva y formar un precipitado de fluoruro de calcio. De forma que se produce un intercambio con la hidroxiapatita del esmalte y se forma la fluorhidroxiapatita, que aumenta la resistencia del esmalte superficial a la desmineralización.
Además, la presencia del ion fluoruro favorece la remineralización de la superficie dental del esmalte cuando está hipomineralizada, al promover la inclusión de minerales de calcio y fosfato en su estructura.
Así pues, los tres mecanismos principales que explican el papel de los fluoruros en el proceso de la caries son los siguientes:
- Interferir en la disolución y desmineralización del esmalte, cuando el ion fluoruro se encuentra sobresaturado en los fluidos orales que rodean al diente. Estos niveles terapéuticos pueden alcanzarse por vía tópica, directamente, o por vía sistémica, indirectamente.
- Favorecer la remineralización de zonas desmineralizadas, lo que clínicamente, se traducirá en una detención o retraso en el progreso de las lesiones de caries, en cualquier etapa de evolución o desarrollo.
- Interferir en el metabolismo y el desarrollo de bacterias, de la biopelícula dental y, por lo tanto, la producción de ácidos, principalmente del ácido láctico.
Estos mecanismo son más eficaces por vía tópica, una vez los dientes están erupcionados en boca, que por la vía sistémica, si se aplican cuando los dientes aún no han erupcionado. Todos estos mecanismos mencionados tienen efectos beneficiosos tanto en niños como en adultos.