El ciclo de sueño se divide en cuatro fases de sueño sin movimientos oculares rápidos (no REM) seguidas de un período de sueño de movimientos oculares rápidos (REM). Las fases 1 y 2 representan las fases iniciales de sueño ligero y están formadas por grupos de ondas alfa rápidas junto con algunas ondas beta y husos de sueño. Las fases 3 y 4 representan las fases más profundas del sueño, con una predominancia de ondas beta más lentas.
Durante un ciclo normal de sueño, un individuo pasará de las fases más ligeras (1 y 2) a las fases más profundas (3 y 4). A continuación, el individuo pasará por una fase de sueño bastante diferente de las otras. Esta fase se presenta como una actividad desincronizada en la que se producen otros sucesos fisiológicos, como la contracción de los músculos de la cara y las extremidades, alteraciones en el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria, y el movimiento rápido de los ojos debajo de los párpados.
La apnea del sueño es definida como una serie de repeticiones de episodios de apnea durante el sueño, es decir de pausas respiratorias de forma temporal, de más de diez segundos de duración.
Esta serie de pausas se proceden como consecuencia a diferentes alteraciones de tipo funcional o de la anatomía de la parte de las vías aéreas superiores. Esta parte de las vías aéreas son las que, si están afectadas, hay una afectación en la permeabilidad de estas y, por lo tanto, pueden incidir de forma negativa dificultando el ciclo respiratorio normal y su función habitual.
Los pacientes que presentan apnea del sueño tienen estos episodios de forma continuada por lo que al dejar de respirar durante pocos segundos hay una hipoventilación, por lo que estos esfuerzos a la hora de respirar pueden desencadenar hipercapnia (elevación de la concentración de dióxido de carbono) e hipoxia (falta de oxígeno).
El tratamiento de la apnea del sueño debe ser diagnosticado y tratado por un especialista en este campo. Es por esto que no existe un tratamiento específico sino que hay una amplia gama de posibles tratamientos que, en ocasiones, se combinan para su máxima eficacia.
El objetivo de la terapia de la apnea del sueño es ampliar la luz de la garganta para evitar la obstrucción de las vías aéreas superiores. Esto se puede conseguir mediante la férula para la apnea del sueño.
La férula para la apnea del sueño es un dispositivo de avance mandibular que se utilizan para adelantar el maxilar inferior y, por lo tanto, se ensancha la parte de la zona retrolingual, de detrás de la lengua. Ofreciendo de esta forma una mejor permeabilidad de las vías aéreas superiores.
En ocasiones más severas, puede ser necesario la colocación de un dispositivo de presión de aire continuo en esta parte de las vías respiratorias. Se trata de un tipo de máscara colocada sobre la boca y la nariz. Gracias a esta máscara hay una presión del aire positiva por lo que se mantienen las vías respiratorias altas abiertas.
También, si la apnea del sueño es de tipo muy grave la indicación principal es el tratamiento quirúrgico, eliminando una parte del velo del paladar y, de esta forma, se mejora el paso del aire y se permeabiliza esta parte de las vías aéreas.