Los dientes están conformados por diversos tejidos mineralizados, y uno de ellos es el esmalte dental, el que constituye la capa más externa del diente. Se trata de un tejido formado por un mineral llamado hidroxiapatita (mineral de fosfato de calcio cristalino) y proteínas (en muy baja proporción).
El esmalte es el tejido más duro del cuerpo humano. Esta dureza tan asombrosa se la proporciona la hidroxiapatita, que es el mineral más duro del cuerpo humano, está más mineralizado que los huesos.
El diente está formado por 3 capas principales: la capa externa llamada esmalte, la capa intermedia llamada dentina y la interna, denominada pulpa. El esmalte dental es una capa de 2 a 3 milímetros de espesor que recubre a todos los dientes, pero solamente en su porción visible (la corona del diente). El esmalte es translúcido e insensible al dolor ya que carece de terminaciones nerviosas. La dentina es la capa que está por debajo del esmalte y es la responsable del color del diente. Y por último, más interior que la dentina se encuentra la pulpa dental, formada por un tejido que contiene el paquete vasculo-nervioso del diente, compuesto por nervios, una vena y una arteria.
No obstante, el esmalte tiene un problema fundamental y es que no se puede regenerar, es decir, una vez que se pierde esmalte, se pierde para siempre y no se recupera.
Con el tiempo el esmalte dental va sufriendo un desgaste que hace que pierda su capacidad de protección de los dientes, en un proceso que recibe el nombre de desmineralización y que provoca que con la edad sea más probable la pérdida de dientes como consecuencia de diferentes infecciones.
Esta desmineralización se puede ver acelerada por la ingesta de determinados alimentos y bebidas, en general todos aquellos con un elevado contenido en azúcares añadidos o ácidos, como pueden ser los refrescos, los caramelos, etc.
Para proteger el esmalte dental lo mejor es llevar una higiene oral rutinaria y correcta, con un cepillado después de cada comida, con la utilización de hilo dental para evitar que se queden restos de comida entre los dientes y la complementación del enjuague bucal.
Por otro lado, es muy importante que tanto el dentífrico utilizado como el enjuague bucal esté reforzado con flúor, que es un elemento que ayuda a reforzar el esmalte dental haciendo que tenga mayor durabilidad y que refuerce la protección del propio esmalte.
En definitiva, el esmalte es una capa dental muy importante ya que protege nuestros dientes ante los ataques externos y por tanto debe de ser cuidado al máximo con una buena higiene oral y visitas de control al dentista para la detección de posibles afecciones.
Para el cuidado del esmalte dental es conveniente cumplir las siguientes recomendaciones:
- Mantener una dieta equilibrada. Limitar los tentempiés entre comidas. En caso de no dejar de consumir alimentos dulces, es preferible hacerlo cuando la boca tiene mayor cantidad de saliva protectora, es decir entre comidas. Llevar una dieta sana y saludable.
- Masticar chicles sin azúcar. La combinación de la saliva con la goma de mascar sin azúcar estimula el flujo salival, neutralizando aún más los ácidos.
- Evitar el hábito de fumar.
- Aplicación tópica de flúor para prevenir la caries dental y remineralizar el esmalte para la protección del diente.
- Cepillado de los dientes mínimo dos veces al día con un cepillo de cerdas suaves. Limpiarse entre los dientes a diario con seda dental o un limpiador interdental (para el espacio entre los dientes). Visitar al dentista frecuentemente para limpiezas profesionales bucales.
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