El esmalte de un paciente infantil, o sea, el esmalte de los dientes deciduos o (temporales), presenta un volumen más elevado de poros y una proporción mucho menor en cuanto a compuestos minerales de allí que se explique un desgaste en la dentición del niño o dentición decidua.
La literatura en la actualidad cuenta con numerosos estudios en los que se define el bruxismo como un hábito parafuncional, en el que el maxilar inferior (mandíbula) se ve expuesta a la realización de movimientos de tipo no funcional que se pueden dar en la noche y/o por el día y aunque lo más habitual es que sean de tipo involuntario estos pueden ser de tipo voluntario, aunque es menos frecuente.
En dichos movimientos, los dientes del maxilar superior se ponen en contacto con los dientes del maxilar inferior lo que causa contactos con fuerzas superiores a las apropiadas y dando como resultado rechinamiento.
En el pasado el estudio de esta patología ya se había relacionado con lesiones secundarias tales como la enfermedad periodontal, hasta cerca de los años 30 el bruxismo era denominado bruxomanía término que ha desaparecido hoy en día, el bruxismo se puede clasificar en dos, por un lado bruxismo nocturno que se producirá durante las fases del sueño y por otro lado bruxismo diurno el que se produce durante el día.
Aunque se trata de un hábito propio en la población adulta, la población infantil no está exenta teniendo una prevalencia que está condicionada según la fase de la dentición en que se encuentre el niño. Se puede dividir en:
- Niños con toda la dentición temporal forman de un 7 a un 8 % de pacientes con bruxismo
- Niños con dentición mixta (dientes temporales y definitivos) ósea niños con una edad estimada entre los 10 a 11 años vendrán a ser un 22% de esa población.
- A posteriori de estas etapas se inicia un descenso.
Los síntomas del bruxismo infantil dependen básicamente de lo resistente que sea la estructura dental del pequeño y sobre todo de la frecuencia, intensidad y duración de la actividad parafuncional, normalmente la estructuras que van a sufrir alteraciones por esta patología serán los dientes y musculatura masticatoria y la atm (articulación temporomandibular).
Las causas del bruxismo son múltiples por lo que el momento de establecer un plan de tratamiento representa un inconveniente no tener establecida una causa determinada.
El odontólogo debe contar con la presencia de diversos causantes y siendo consciente del importante papel de los factores de tipo psicológico por lo que la primera visita puede ser un momento ideal para saber si se trata de un paciente que sea fácil de irritación o se ponga nervioso de modo fácil.
Es trabajo del dentista instruir a padres y paciente (el niño en cuestión) de las posibles consecuencias que tiene el bruxismo para las estructuras orales, hay que hacer consciente al infante y familia sobre todo si el hábito se da durante el día para que pueda llegar a evitarlo o al menos reducir esta patología, en dentición mixta se puede confeccionar una férula de un material más blando, incluso se puede llegar a realizar una férula de resina acrílica como las que usan los adultos.
Si por el contrario el niño se encuentra en fase de presencia de dientes temporales o deciduos a los que han erupcionado de forma reciente los primeros molares y en los que es evidente un desgaste generalizado, el tratamiento más factible a realizar es el uso de coronas metálicas para la restauración.
En cualquier caso, si se tienen sospechas de padecer esta patología el mejor tratamiento se inicia con una visita de revisión con el odontólogo.