Durante el período inicial de cicatrización, entre que se colocan los implantes y finalmente se osteointegran (unos 2-5 meses), puede aparecer algún tipo de complicación. La osteointegración de un implante se define como una conexión directa, estructural y funcional entre el hueso y la superficie del implante.
Uno de los primeros problemas que pueden aparecer es que no cicatrice bien, esto es más común en los implantes tradicionales y no tanto en los colocados actualmente. Por lo que es indispensable que, si pasados 2 o 3 días tras la operación se mantienen las molestias, se acuda a visitar lo más pronto al dentista.
Los implantes dentales están hechos de titanio, un material totalmente biocompatible con el cuerpo humano, y que facilita la unión con el hueso, logrando una gran sujeción y permitiendo al implante soportar las cargas masticatorias.
Los implantes dentales se osteointegran en la mandíbula o el maxilar produciéndose una unión entre el hueso y la superficie de titanio del implante en un 97,5% de los casos con total éxito.
En el 2,5 % de los casos restantes se produce un crecimiento de un tejido blando entre el hueso y el implante, provocando movilidad en el implante y que éste se vuelva inservible para la masticación, con lo que debe ser retirado.
Este problema se conoce como “rechazo del implante”, aunque el hecho de que se produzca un rechazo no quiere decir que no se puedan llevar implantes, sino que se debe insertar de nuevo y esperar otra vez el período de cicatrización (2-5 meses).
Complicaciones tras el proceso de osteointegración
Una vez el implante se encuentra perfectamente fusionado con el hueso, es muy difícil que aparezcan complicaciones, pero con el paso de los años, si no se lleva a cabo un correcto cuidado de los mismos acudiendo a revisiones y controles periódicos, es posible que aparezca algún problema.
- Problemas biológicos
Los implantes dentales no pueden sufrir caries, pero sí pueden acumular sarro (placa dental) alrededor suyo y proliferar por dentro de la encía hasta provocar la destrucción de hueso poco a poco. Este proceso se conoce como periimplantitis.
Este proceso es fundamental prevenirlo mediante la realización de una correcta higiene del implante y revisiones periódicas del mismo.
Pueden deteriorarse tanto la corona (parte visible del implante) como el implante a consecuencia de ello, y lo más grave es el deterioro que pueden sufrir las encías con una mala higiene pudiendo aparecer enfermedades periodontales como la gingivitis o la periodontitis en casos más extremos.
- Problemas mecánicos
Se trata de la complicación más frecuente. Estudios recientes hablan de una incidencia del 24% en un período de 5 años. Entre estas se encuentra el aflojamiento de tornillos o la fractura de una parte de la porcelana. Estos problemas, aunque más frecuentes, son los que más fácilmente se pueden solucionar en la consulta.
Es imprescindible acudir cuanto antes a la consulta dental. En el caso del aflojamiento se deberán reapretar los tornillos, y en el caso de una fractura importante de la corona de porcelana (parte visible del implante), se enviará al laboratorio para su solución.