El frenillo lingual, según tu tamaño o la inserción de este, puede causar cinco problemas: la anquiloglosia, un diastema interincisivo inferior, alteraciones de la relación con la prótesis o con los aparatos ortodónticos, como desajustes, o patología periodontal.
La anquiloglosia es sinónimo de lengua anquilosada. Esto quiere decir que el frenillo lingual es corto y se restringen los movimientos linguales. Esta restricción física del movimiento de la lengua hace que existan problemas orales como trastornos del lenguaje, deglución atípica, respiración oral, paladar estrecho, favorecer la aparición de maloclusiones dentales, entre otros.
Esta anomalía lingual tiene una prevalencia en el estado español aproximada de un 4,8%, aunque solo el 0,04% de los niños presentan esta alteración en el frenillo lingual.
Para poder valorar el grado de anquilosis, se utiliza el método descrito por Williams y Waldron. Este método valora tres distancias, utilizando las letras A, B i C. La letra A corresponde a la distancia entre el punto de inserción mandibular del frenillo y la glándula sublingual; la B, distancia entre la glándula sublingual y la inserción lingual del frenillo, i la C a la distancia entre la inserción lingual del frenillo y la punta de la lengua. A partir de estas distancias se calcula la siguiente relación: C / A + B + C. La relación obtenida permite valorar el grado de anquilosis y clasificarla en 3 grupos:
- Movilidad reducida (relación entre 0,14 y 0,22)
- Movilidad aceptable (entre 0,22 y 0,39)
- Movilidad importante (entre 0,39 y 0,51)
Puede darse un diagnóstico de anquiloglosia cuando la lengua no puede contactar con el paladar duro con la boca abierta y cuando no puede protruirse la punta de la lengua más de 1 o 2 centímetros por fuera de lo incisivos inferiores.
Otros autores como Kotlow, estudiaron los valores de la lengua libre, que se refiere a la longitud de lengua desde la inserción del frenillo hasta la punta. Según esto se han determinado unas categorías:
- Lengua libre normal: mayor a 16 milímetros (mm)
- Clase I o anquiloglosia leve.: de 12 a 16mm
- Clase II o anquiloglosia moderada: entre 8 y 11mm
- Clase III o anquiloglosia severa: de 3 a 7mm
- Clase IV o anquiloglosia completa: menor de 3mm
¿Qué síntomas puede provocar la anquiloglosia?
La anquiloglosia puede provocar distintos problemas:
- Dificultades de succión en el neonato y causar inflamaciones del pezón de la madre.
- Dificultades en la deglución. La posición de la lengua entre los incisivos provoca la inclinación vestibular de las incisivos superiores e inferiores y mordida abierta anterior.
- Alteraciones en la fonación, sobretodo de las consonantes linguo-labio-dentales.
- En los intentos de movilización, la lengua adquiere una forma helicoidal o bífida y encorvada hacia dentro.
- Dificultad para la autoclisis, por lo que existe un aumento de la incidencia de caries.
- Ulceraciones linguales por roce o microtrauma continuo.
- Problemas ortodóncico ortopédicos. El frenillo puede producir de modo indirecto una posición incorrecta de los dientes y alteraciones del lenguaje.
Cuando el frenillo es corto y se inserta en un sitio alto en la apófisis alveolar, la lengua se adopta una posición plana, lo que puede generar una presión anormal contra los incisivos mandibulares, y esto acabará ocasionando una inclinación vestibular excesiva de los dientes inferiores.
Otra alteración que podrá producirse es la formación de un paladar ojival o muy estrecho, ya que se la lengua no está en contacto con los procesos palatinos y maxilares, éstos no se desarrollarán lateralmente, y de modo frecuente se produce una oclusión cruzada posterior y una mordida abierta anterior. La anquiloglosia también está presente en algunos síndromes como en el de Beckwith-Wiedemann y la enfermedad de Riga-Fede.