Las alteraciones funcionales pueden residir en diferentes lugares o etapas del complejo neuro-psico-motor. Las funciones que derivan de la actividad de este complejo se relacionan con la supervivencia del individuo.
Un hábito puede ser definido como la costumbre o práctica adquirida de reiterar un mismo acto, el cual, con cada repetición se vuelve menos consciente y cuando persiste es relegado completamente al inconsciente. Estas costumbres son adquiridas a partir de causas externas que producen un desequilibrio interior.
Los hábitos y las parafunciones deben diferenciarse en beneficio del diagnóstico, tratamiento y pronóstico de las anomalías dento-máxilo-faciales.
A partir de lo comentado, se pueden distinguir tres tipos:
- Problemas orgánicos o funcionales que derivan de alteraciones anatómicas, histológicas (de los tejidos) o del complejo neuro-motor.
- Recursos involuntarios y/o compensadores realizados por el individuo en pos de salvar impedimentos que perturban en funciones de vital importancia como la respiración, masticación, deglución, habla, entre otros.
- Hábitos o conductas adquiridas que no se relacionan con causas orgánicas y que responden a razones psicológicas o sociales.
Dentro de los primeros tipos, los problemas orgánicos y/o funcionales se encuentran en la lengua, la respiración bucal y la deglución atípica. La alteración de la lengua en reposo puede responder a diversas patologías, siendo la más frecuente la respiración bucal persistente. Una posición baja de la lengua facilita la respiración oral y por lo tanto mordidas abiertas y maloclusiones de clase II división 1.
En el segundo tipo, las respuestas compensatorias, puede haber una interposición labial o un ceceo. La succión del labio provoca labioversión de los incisivos.
Finalmente, el tercer tipo son los hábitos. En los que se consideran hábitos orales: la succión anormal, la succión digital, la succión de los labios, la protracción lingual, la propulsión mandibular u otros como la onicofagia.
Dentro de las parafunciones, el bruxismo forma parte de ellas. Se trata de una acción que se hace de forma involuntaria que consiste en apretar los dientes y rechinarlos. El bruxismo se produce al contactar entre si los dientes con fuerza. Se trata de un comportamiento subconsciente y suele producirse durante las horas de sueño, aunque también puede padecerse durante el día. Los afectados muchas veces ni si quiera pueden darse cuenta de que lo tienen.
El bruxismo puede ocasionar alteraciones y molestias como son, por ejemplo: atricción dental (desgaste de los dientes), fracturas dentales, dolores en la mandíbula o en la cabeza, tensión muscular y daños en el interior de la mejilla.
El tratamiento por excelencia del bruxismo es la férula de descarga. Es un tipo de aparatología que sirve para amortiguar y evitar el rozamiento entre los dientes. De esta forma disminuye la presión interdental, pudiendo ocasionar desgaste dental si no se usa, se evita la tensión de los músculos masticatorios y faciales, trata las disfunciones de las articulación temporo-mandibular, al relajarse la musculatura de la masticación, disminuye la tensión cervical y ayuda a dormir y descansar más y mejor.