La prótesis dental es una especialidad de la odontología que se ocupa de la restauración y el mantenimiento de las funciones orales, el bienestar y la salud del sistema estomatognático. Lo hace a través de la restauración y la protección de los dientes naturales y/o el reemplazamiento de los dientes perdidos, así como de los tejidos orales y maxilofaciales mediante el uso de unos sustitutos artificiales.
Los dientes están pensados para durar toda la vida y la destrucción o pérdida de estos es debida a enfermedades. Las principales causas de pérdida o desgaste son la caries, las enfermedades periodontales, las parafunciones y erosiones. La destrucción de la superficie dentaria por causa fisiológica acentuada, como el bruxismo, o por ácidos no bacterianos. Otras causas son las traumáticas, con una destrucción de la superficie dentaria, pérdida de dientes o destrucción de los tejidos de superficie debido a traumatismos.
Estas enfermedades conllevan a una serie de consecuencias. Estas dependen de la situación del diente, la intensidad y el número de dientes afectados. Las principales consecuencias son a nivel estético y funcional. Las consecuencias estéticas pueden ser consideradas la más importantes, antes incluso que la funcionalidad. Algunas de las consecuencias funcionales son la disminución de la cantidad de unidades oclusales, la pérdida de la oclusión funcional original, la pérdida de soporte oclusal, la pérdida de soporte de las partes blandas y la pérdida de dimensión vertical.
Rehabilitación estética y funcional, ¿qué debemos tener en cuenta?
La rehabilitación es un conjunto de métodos que tienen como finalidad la readquisición de una actividad, o función perdida, o disminuida, por traumatismo o enfermedad. Es la especialidad más completa de la odontología y va encaminada a devolver las funciones perdidas de la boca y de sus tejidos vecinos, como la articulación, los músculos, los labios, etcétera.
La rehabilitación estética y funcional tiene como finalidad la realización de un tratamiento integral donde interactúan distintas disciplinas odontológicas, con un objetivo común preventivo, funcional y estético.
Es de gran importancia identificar las necesidades y preocupaciones de cada paciente, para poder resolver el problema y obtener un buen resultado y una mejora. Es fundamental realizar un diagnóstico completo así como un plan de tratamiento para poder llevar a cabo un resultado exitoso.
Un plan de tratamiento efectivo depende de la recopilación de información de la historia, el examen y las pruebas especiales. También la planificación exitosa del tratamiento depende de los diagnósticos precisos y de la toma de decisiones apropiadas.
El plan de tratamiento debe llevar al paciente y al dentista a un objetivo común en el cual mejore la función y la estética. El odontólogo debe ser consciente de los deseos del paciente. Habitualmente el desgaste dental está presente, pudiendo ser uno de los factores etiológicos principales de la pérdida de función y la estética.
La primera etapa en el desarrollo de un plan de tratamiento es decidir qué dientes tienen un pronóstico desfavorable, cuáles son buenos con un buen pronóstico y, finalmente, qué dientes requieren tratamiento y por qué.
El tratamiento se puede descomponer en una secuencia de etapas: la estabilización, la reevaluación, la fase restaurativa preliminar y definitiva, y el mantenimiento.
Los objetivos de la estabilización son la resolución de cualquier problema agudo y la estabilización o eliminación de la enfermedad activa. Por lo que es fundamental en esta fase aliviar el dolor y el malestar, el control de placa, reemplazar los dientes perdidos, entre otros tratamientos. La reevaluación es una revisión de si la condición del paciente se ha estabilizado. Se puede preguntar por la comodidad, por las mejoras del control de placa, entre otras preguntas.
En la fase restaurativa preliminar el tratamiento se dirige hacia la realización de restauraciones, tratamientos endodónticos definitivos, terapias periodontales no quirúrgicas y un análisis de la oclusión del paciente. El examen clínico de la oclusión se complementa con un análisis extraoral que utiliza moldes de estudio y una transferencia de arco facial para que el modelo maxilar pueda montarse en un articulador. Los moldes se utilizan para evaluar con más detalle el desgaste y para determinar qué dientes podrían beneficiarse de una restauración adicional.
Después de estas fases, no debe haber ninguna enfermedad activa. Si hay zonas específicos con enfermedad periodontal activa a pesar del buen control de la placa, puede ser indicado realizar una cirugía periodontal.
La fase restaurativa definitiva debe tener unos objetivos bien definidos. Las decisiones sobre la realización de restauraciones indirectas en desgastes se basan en la estética, la oclusión y la protección de la estructura del diente. Durante esta fase los modelos de estudio sirven para tener una referencia en la realización de tratamientos como encerado diagnóstico o cirugía de alargamiento de corona.
Finalmente, la reevaluación final consiste en evaluar si se han cumplido los objetivos iniciales del tratamiento. Si todo es satisfactorio, el paciente entra en la fase de mantenimiento.
La fase de mantenimiento consiste en la realización de visitas periódicas con el odontólogo en las cuales se realiza una revisión de todos los aspectos así como un mantenimiento periodontal, en caso de ser necesario. Los controles periódicos varían entre los pacientes y pueden hacerse desde cada 3 meses hasta cada 6 o 12 meses, dependiendo de cada caso en particular.
REFERENCIAS
- Okeson, JP. (2013). Management of Temporomandibular Disorders and Occlusion. Misouri: Elsiever.
- Glossary of Prosthodontic Terms – 7 J. Prosth. Dent. 1999; 81:39-110.
- Okeson JP. Orofacial Pain: Guidelines for assessment, diagnosis and management. Chicago. Quintessence Co. 1996.