La respiración oral es un problema serio que debe ser tratado. Sus efectos en la salud general y el crecimiento pueden ser muy perjudiciales, especialmente en niños en edad de desarrollo. Y es que muchos problemas están asociados a este modo de respirar oralmente.
Causas de la respiración oral
Las causas de la respiración oral pueden ir desde alergias crónicas, hipertrofia de las amígdalas, pólipos nasales, desviación del tabique nasal, constricción de las vías respiratorias superiores o el retroceso de la mandíbula producido por la succión del pulgar entre otras.
Efectos bucofaciales y esqueléticos del respirador oral
- Aspecto facial característico: rostro alargado y estrecho, ojos caídos, ojeras profundas, boca abierta e incompetencia labial.
- Piel pálida.
- Hipertrofia del músculo borla del mentón.
- Labio superior hipotónico (fino).
- Labio inferior hipertónico (ancho y prominente) muy contraído.
- Labios resecos y agrietados. Fisuras en las comisuras. Necesitan hidratación constante.
- Mordida abierta anterior con o sin interposición lingual.
- Mordida cruzada posterior uni o bilateral.
- Paladar muy profundo y estrecho.
- La arcada superior tiene forma de triángulo.
- Hábitos orales secundarios: deglución atípica, succión digital.
- Mandíbula en una posición más retrógrada.
- Dientes: incisivos superiores vestibularizados (inclinados hacia adelante), incisivos inferiores y posterosuperiores lingualizados (inclinados hacia adentro).
- Apiñamiento dental.
- Encías: hipertrofia y sangrado (gingivitis crónica).
- Halitosis (mal aliento), enfermedad periodontal.
- Hundimiento del esternón y escápulas en forma de alas.
La respiración bucal también puede producir trastornos intelectuales ya que hay una disminución crónica de la presión de oxígeno y una baja oxigenación cerebral. Los pacientes pueden sentir apatía, disminución de la actividad voluntaria, problemas de memoria, disminución de la capacidad para fijar atención voluntaria y cansancio crónico. Además de debilidad del sistema inmunitario y apnea del sueño. Por este motivo, es muy importante un diagnóstico precoz para dar solución al problema.
Tratamiento de la respiración bucal
El hábito de respiración bucal puede detectarse fácilmente con la observación del niño, y normalmente los padres terminan consultando con el dentista. Tanto el ortodoncista como el dentista especialista en Odontopediatria, realiza una evaluación completa del niño con hábito de respiración bucal y lo deriva al otorrinolaringólogo en el caso de que tenga alguna obstrucción nasal.
El primer paso es eliminar el factor causal de la respiración bucal, y posteriormente rehabilitar la musculatura realizando ejercicios funcionales para fortalecer los músculos periorales. De esta manera, se promueve el cierre de los labios. Los ejercicios respiratorios también son muy importantes, ya que el paciente está acostumbrado a respirar por la boca y debe aprender a hacerlo por la nariz.
El tratamiento de apoyo que realiza el ortodoncista es la colocación de una placa vestibular que impide la penetración del aire por la boca, y por tanto, obliga al paciente a que respire por las fosas nasales.