La sociedad actual presenta unas exigencias que obligan a la odontología a rehabilitar a los pacientes edéntulos (sin dientes) tanto desde un enfoque estético como desde un enfoque de devolución de funcionalidad.
Existen diferentes alternativas terapéuticas como son las prótesis fijas sobre implantes dentales osteointegrados proporcionará unos resultados de lo más óptimos.
Pero en algunos casos una estructura ósea insuficiente impide que se pueda llevar a cabo la intervención de colocación de implantes.
Por ello surge la técnica de colocación de injertos óseos pasando a ser una técnica muy utilizada para poder ofrecer una la cirugía reconstructiva implantológica.
Para remplazar estructura ósea el material de elección ya sea por atrofia del hueso, por un traumatismo o por algún proceso patológico congénito o adquirido son los injertos óseos autógenos o autólogos (hueso del propio paciente), y se dispone de las siguientes opciones:
Reconstruir con injerto óseo autólogo libre: este tipo de injerto puede colocarse en bloques o de manera particulada cuando se trata de los injertos en bloque deben ser fijados con tornillos de osteosíntesis, y pueden colocarse por aposición a la cresta alveolar (“onlaygraft”), interposición bajo el suelo del seno este tipo de injerto nos permite corregir de forma simultánea los problemas de deficiente altura y anchura. Los injertos esponjosos particulados pueden llegar a colocarse bajo membranas de regeneración ósea guiada (ROG), son mallas de material como el titanio que se colocan en el suelo del seno o en el interior de cavidades óseas.
En la fase inicial de la osteointegración de estos injertos se produce una remodelación con una pérdida de cantidad ósea. La cantidad y velocidad con la que se llega a la reabsorción dependen de varios factores, tales como el tamaño del injerto, el tipo de hueso injertado, la zona receptora y la fijación del injerto al hueso circundante.
Estos injertos se pueden clasificar según diferentes criterios, así los podemos dividir…
Por la localización de la zona que dona
- Intraoral: sínfisis (mentón) y rama ascendente mandibulares, pudiendo sacar también hueso de la tuberosidad maxilar, la apófisis coronoides, el arbotante máxilo-malar o los torus.
- Extraoral: calota craneal (hueso parietal), la metáfisis tibial o la cresta iliaca, siendo esta última la más frecuentemente utilizada.
Por la estructura:
- Cortical: hueso parietal, sínfisis mandibular, rama mandibular y arbotante cigomático. Tiene mayor resistencia estructural, mayor capacidad osteoconductora y sufre menos reabsorción.Sin embargo es más deficiente en células osteogénicas
- Esponjoso: tibia, cresta ilíaca, mentón y tuberosidad maxilar. Al contrario que el cortical, es rico en células osteogénicas, y los injertos óseos esponjosos se pueden llegar revascularizar antes que los injertos corticales. Sin embargo, entre sus inconvenientes podemos citar su falta de estabilidad y rigidez. (que dificulta las reconstrucciones tridimensionales) y su menor resistencia a la reabsorción.
Una vez tomada la decisión de reponer estructura osea para colocar fijaciones, hay que decidir qué zona donante se utilizará cual será la que aporte mejores resultados y lo haga de manera más eficaz sin complicaciones. Esta puede ser intra o extraoral, y el tomar los injertos de una u otra depende de:
– La habilidad y/o la experiencia del cirujano en cuestión
– La cantidad de estructura de hueso que se va a necesitar
– La calidad de hueso necesario (cortical vs. esponjoso, encondral vs. intramembranoso)
– El estado general de salud de paciente es uno de los datos más a tener en cuenta para el éxito de una buena intervención.
– Circunstancias específicas del paciente.
En cualquiera de los casos el cirujano explicará todas las opciones al paciente y valorará la calidad ósea.
¿Cuántos dientes tenemos y para qué sirven? - Estudi Dental Barcelona
22 marzo, 2017 at 3:46 pm