Articulación temporomandibular: trastornos más frecuentes

La articulación temporomandibular o ATM está formada por el cóndilo mandibular y la fosa mandibular del hueso temporal, con la que se articula. Existe un disco llamado disco articular que separa estos dos huesos de su articulación directa. Así pues, la articulación temporomandibular se clasifica como una articulación compuesta (dos huesos y el disco articular).  

Este disco articular está formado por tejido conjuntivo de tipo fibroso y es denso sin vasos sanguíneos ni fibras nerviosas. 

Durante los movimientos masticatorios, el disco es flexible y puede adaptarse a las exigencias funcionales. Sin embargo, la morfología del disco puede alterarse de manera reversible o irreversible y producir trastornos. 

¿Qué son los trastornos de la articulación temporomandibular? 

Los trastornos de la articulación temporomandibular o TTM se definen como desórdenes que afectan a las articulaciones temporomandibulares, a los músculos masticatorios o a ambos. Se presentan con una serie de signos y síntomas, como el dolor y la disfunción. Se trata de un problema que aparece de forma frecuente entre un 40 y 60% de la población general. 

Factores etiológicos de los trastornos temporomandibulares

Según la literatura científica actual, existen cinco factores esenciales asociados a los TTM: 

  1. Condiciones oclusales. Como la mordida abierta anterior de tipo esquelético, un resalte superior a 4 milímetros o cinco o más dientes perdidos y que no hayan sido sustituidos. 
  2. Traumatismos: los microtraumatismos (como el bruxismo o el apretamiento) o los macrotraumatismos (como una explosión directa en la cara). 
  3. Estrés emocional. Influye en el cuerpo provocando una serie de actividades que hacen que los músculos se contraigan, aumentando la tonicidad muscular.  
  4. Dolor profundo. Puede producir una respuesta muscular conocida como contracción protectora, la cual limita la apertura bucal normal. 
  5. Actividades parafuncionales. Todas las actividades que no incluyan ni la masticación, ni el habla ni la deglución. Estas actividades pueden ser diurnas (si se producen durante el día) o nocturnas (si ocurren durante la noche). 

Signos y síntomas de los trastornos temporomandibulares

Los trastornos temporomandibulares se suelen manifestar de dos maneras: con dolor o con limitación funcional. 

El dolor puede presentarse como mialgia (dolor muscular) o artralgia (dolor articular). Esta última se manifiesta por una alteración del movimiento normal, lo que produce ruidos articulares. 

La disfunción o limitación funcional se produce cuando los tejidos musculares se ven comprometidos a causa de un uso excesivo, cualquier contracción incrementa el dolor. Esto provoca que el paciente para evitar el dolor, limita los movimientos amplios. 

Muchas veces los TTM se presentan con cefaleas (dolor de cabeza) o migrañas. 

Los trastornos temporomandibulares más frecuentes

El dolor muscular o mialgia es el TTM más frecuente. Se puede presentar de forma espontanea, al comer, al abrir la boca o al tocar los músculos afectados. Los músculos son sobreexigidos con parafunciones y se fatigan por estas actividades. El dolor muscular puede ser en el músculo temporal y puede originar cefaleas de tipo tensional, o en el músculo masetero cuando se presenta dolor en la cara. 

El desplazamiento discal se manifiesta con clicks articulares al abrir y al cerrar la boca, ya que el disco articular se adelanta e interfiere el desplazamiento del cóndilo mandibular. 

La luxación mandibular es poco frecuente. Se trata de que la boca se queda abierta y no puede cerrarse, después de realizar un gran bostezo Este TTM puede estar relacionado con la hiperlaxitud. 

La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta a todas las articulaciones del organismo. Se degenera el cartílago, el disco articular y, finalmente el hueso de la articulación. 

Para poder saber si existe un trastorno temporomandibular es importante acudir a un dentista especializado el cual realiza una historia clínica completa, con las exploraciones y exámenes complementarios pertinentes. A partir de ellos, el especialista puede realizar un diagnóstico de certeza, indicando el tipo de trastorno en concreto, y tratar el trastorno temporomandibular. 

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