La erosión dental puede ser definida como la pérdida de esmalte y/o dentina debido a la disolución química de origen no cariogénico, sin presencia de placa dental.
Los ácidos que causan esta disolución de sustancia dental son ácidos de tipo moderado, con un pH 5 a fuertes, de pH 1,2. Además, estas sustancias actúan sobre los dientes durante periodos relativamente cortos, de menos de un minuto.
Clínicamente, la erosión dental se identifica por la presencia de superficies cóncavas y redondeadas, además de ser estas lisas y mates. Se tiene que tener en cuenta que la dentina tiene una erosión de unas 6 a 10 veces mayor que el esmalte. Es sabido que en las restauraciones dentales la erosión no afecta, sino que estas siguen intactas, donde se puede observar un tejido subyacente desgastado.
El patrón exacto de erosión depende de la etiología de esta. Por ejemplo, un consumo excesivo de alimentos cítricos produce una pérdida de tejido dental en las superficies incisales y vestibulares de los dientes superiores. En cambio, en el reflujo gastrointestinal o los vómitos, el desgaste es más notable en las superficies palatinas ya que la lengua protege a los dientes inferiores, o también suelen aparecer erosiones en las superficies oclusales.
¿Cuáles son las causas de la erosión dental?
Las causas de la erosión dental pueden ser clasificados principalmente en dos grandes tipos, los factores extrínsecos o los intrínsecos.
Los factores extrínsecos que causan la erosión dental, son todos aquellos que provienen de la dieta y que son ingeridos. En este primer grupo se puede destacar a los cítricos, los zumos de fruta, las bebidas refrescantes gaseosas, el vinagre, el vino blanco, las infusiones. También son factores extrínsecos todas aquellas causas medioambientales o ocupacionales, como la natación en las piscinas de cloro. Los medicamentos, como los comprimidos masticables de vitamina C o aquellos efervescentes, como la aspirina, pueden contribuir a la erosión dental. También pueden influencias las drogas, como las anfetaminas o la cocaína, y el alcohol.
Los factores intrínsecos, son aquellos que proceden del interior del propio cuerpo humano. Algunas de estas causas son: las alteraciones gastrointestinales, como el reflujo o los vómitos, los trastornos alimentarios (bulimia), la perimolisis o regurgitado crónico, la úlcera péptica o el embarazo.
Existen otros factores, de tipo biológico, que pueden influir en la producción de la erosión dental, como puede ser el pH de la saliva, la estructura dentaria, la anatomía dental, la oclusión o los tejidos blandos.
¿Qué tratamientos realizar ante la erosión dental?
El tratamiento más importante a realizar cuando existe una erosión dental es eliminar los factores causales, como por ejemplo reducir la frecuencia de contacto con los alimentos o bebidas ácidas.
La aplicación de flúor para aumentar la resistencia del esmalte dental puede ser una opción terapéutica apropiada. Además, es importante evitar el cepillado inmediato después de ingesta de ácidos o del vómito, sino que esperar unos 30 minutos para evitar que el efecto del cepillado aumente aún más la erosión producida por los ácidos.
Es de gran importancia acudir y/o derivar al especialista en caso de detectar patologías del aparato digestivo o trastornos alimentarios, como la bulimia.
Si la erosión es de causa ocupacional, es conveniente proteger los dientes mediante algún tipo de protector dental, como una férula, para evitar que la sustancia ácida contacte con los dientes y se produzca a la larga una erosión dental.
Como último tipo de terapia, los tratamientos restauradores pueden ser efectuados ante una erosión dental. Entre ellos, se destacan a las restauraciones con resina compuesta o a la colocación de carillas dentales.