La oclusión dental se refiere a la adecuada relación del maxilar superior con el inferior (la mandíbula) y la relación entre los dientes.
Si los dientes de la persona están en mala posición dentro del arco o existe una inadecuada relación entre los dientes superiores e inferiores, se habla de maloclusión.
Causas de la maloclusión
Existen factores musculares, como la fuerza o posición de los labios, carrillos y la lengua, que pueden mantener los dientes en una posición adecuada cuando existe un buen equilibrio entre todos ellos. Pero si hay una discrepancia entre alguno de estos factores, se puede producir una maloclusión.
La falta de dientes, que puede ser congénita, por traumatismo, por enfermedad periodontal o por caries también puede producir la maloclusión. Cuando el odontólogo tiene la necesidad de sacar algún diente, se crea un espacio y los dientes vecinos pueden moverse para invadir ese espacio buscando la armonía oclusal y pudiendo causar una maloclusión.
Otras causas de maloclusión pueden ser el uso de biberones durante mucho tiempo, hábito de chuparse el dedo o succión de la lengua, lo que genera que los dientes anteriores se desplacen hacia afuera.
Asimismo, los pacientes con problemas de respiración nasal (obstrucción producida por hipertrofia de las amígdalas y adenoides), generalmente, respiran por la boca, y esto también puede ocasionar problemas en la posición o alineamiento dental.
Consecuencias de la maloclusión
La maloclusión puede generar al paciente problemas periodontales, inflamación de las encías, pérdida de hueso, acumulo de alimento, dificultad para la masticación (problemas de nutrición) y alteración de la fonética.
Igualmente, la inadecuada alineación de los dientes puede producir problemas a nivel de la articulación de la mandíbula, dolores musculares a nivel de cabeza y cuello, y bruxismo. Este último, el bruxismo, hace referencia al hábito de apretar los dientes y consecuentemente, el desgaste de éstos.
Cuando se superan los límites de tolerancia estructurales del sistema masticatorio, pueden fallar varias estructuras y dar lugar a síntomas. Algunos de los síntomas más frecuentes son: pulpitis (inflamación del nervio dental), desgaste dentario, movilidad dentaria, dolor de los músculos de la masticación, dolor en la articulación de la mandíbula, dolor de oído o incluso dolor de cabeza.
¿De qué manera se puede corregir una maloclusión?
La posición de los dientes se puede corregir con ortodoncia o bien con tratamiento protésico (fijo o removible), según el caso.
Se pueden, además, realizar cirugías ortognáticas para mejorar la posición de los maxilares. Normalmente, se recurre a un tratamiento multidisciplinario entre varias especialidades de la odontología, como son la ortopedia, la ortodoncia, la cirugía y la rehabilitación oral.
Se debe realizar un correcto estudio a través de los síntomas y signos que presenta el paciente, con la ayuda de otros instrumentos diagnósticos, como son radiografías, modelos de estudio y fotografías, entre muchos otros. Es imprescindible acudir a un odontólogo especialista para que realice un buen diagnóstico y establezca un correcto plan de tratamiento.
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