Una gran parte de todos los procedimientos odontológicos son invasivos y las actividades relacionadas con éstos son de alto riesgo para el personal de salud y los pacientes. Por ello, es necesario adoptar una actitud responsable que genere cambios de conducta y tomar decisiones acertadas, tanto del personal de odontología, como de los planificadores y gerentes en salud, en el desarrollo de las actividades de esta especialidad sanitaria.
La bioseguridad en la odontología, y en todas las disciplinas sanitarias, se establece para controlar y prevenir el contagio de las enfermedades infecciosas y contagiosas, las cuales cobraron más importancia con la aparición del VIH (el virus del SIDA). La palabra bioseguridad proviene de “bio” que significa vida y “seguridad” que es la situación libre de riesgo.
La bioseguridad se define como el conjunto de normas, procedimientos y cuidados relacionados con el comportamiento preventivo de las personas de distintos ambiente, frente a los riesgos generados por su actividad laboral. Así pues, estos procedimientos se tienen que tener en cuenta a la hora de atender pacientes y manipular instrumental contaminado para que, de esta forma, se evite el riesgo de infección y enfermedad.
En la odontología se está expuesto a una gran variedad de microorganismos desde esporas, bacterial, hongos, virus y protozoos que pueden estar en la sangre y/o en la saliva de cada paciente. Estos organismos pueden causar una enfermedad infecto-contagiosa así como desde una gripe hasta una neumonía, hepatitis B, tuberculosis, herpes y SIDA.
La utilización de las normas de control y prevención permiten evitar la contaminación cruzada entre los pacientes, el personal auxiliar del consultorio y los profesionales de la odontología.
Las normas, procedimientos y cuidados de la bioseguridad
La bioseguridad se establece gracias a una esterilidad, una desinfección y unas medidas de protección.
La esterilización es un procedimiento mediante el cual se destruye toda forma de vida microbiana incluyendo las esporas, las bacterias, los virus y los protozoos. Antes de realizar la esterilización, los instrumentos deben ser muy bien lavados, secados y embolsados. La esterilización en la actualidad se consigue gracias a varios métodos de esterilización, entre los cuales se destacan los siguientes:
- Calor húmedo: autoclave. Consiste en vapor saturado a bajo presión y a altas temperaturas. La norma establece una temperatura de 121ºC a una presión de 1 atm durante 20 minutos.
- Calor seco: horno esterilizador. Gracias a un procedimiento de 180ºC durante 30 minutos se esteriliza todo el material.
La desinfección es la disminución o reducción de microorganismos patógenos en un área. La desinfección se consigue gracias al uso de agentes químicos como puede ser el glutaraldehido al 2%, para desinfectar el área de trabajo odontológico. Los desinfectantes de clasifican en alto, intermedio y bajo nivel, y siempre se debe utilizar un agente de desinfección de alto nivel, como el glutaraldehido al 2%.
Las medidas de protección son claves para establecer una alta bioseguridad. Estas medidas de protección son: el uso de guantes, de mascarilla facial y gafas de protección, junto con un vestuario, todos ellos apropiados para cada intervención. Otras medidas de protección incluyen eliminar todo el instrumento cortante y punzante con seguridad, y proteger y deinfectar las superficies entre paciente y paciente.