La articulación temporomandibular o ATM está formada por el cóndilo mandibular y la fosa mandibular del hueso temporal, con la que se articula. Existe un disco llamado disco articular que separa estos dos huesos de su articulación directa. Así pues, la articulación temporomandibular se clasifica como una articulación compuesta (dos huesos y el disco articular). La mandíbula puede realizar movimientos gracias a los músculos.
La disfunción es un síntoma clínico frecuente asociado a los trastornos de los músculos masticatorios. Cuando estos se ven comprometidos incrementa el dolor.
Pueden diferenciarse dos tipos de disfunciones de la articulación:
- Ruidos articulares. Son clics o crepitaciones. La presencia o ausencia de ruidos articulares proporciona información sobre la posición del disco articular.
- Limitaciones articulares. El paciente limita los movimientos a una amplitud en la que no aumente el nivel de dolor. Clínicamente, esto se manifiesta por una incapacidad de abrir la boca con bastante amplitud. La limitación puede darse en diversos grados de apertura según el lugar donde se sienta la molestia.
¿Cuáles son las causas de la disfunción craneomandibular?
Las dos principales etiologías de la disfunción creaneomandibular son los contactos prematuros y una alteración de la posición de los cóndilos.
Los contactos prematuros o interferencias oclusales en el cierre se producen al cerrar la boca i contactar los dientes. Algunos dientes contactan antes que los demás haciendo que la mandíbula se desplace. Estos dientes que tocan antes, sufren dando lugar a un dolor neurálgico que puede extenderse hacia otras ramas del nervio que inerva la articulación, el nervio trigémino. Este dolor puede irradiarse a la articulación, a los ojos, a los oídos, a la sien o a la frente.
La disfunción también se puede producir por una alteración de la posición de los cóndilos por un desvió o un desplazamiento de la mandíbula al cerrar la boca, ya que los dientes no ocluyen de forma correcta. Por cambiar del lado habitual de masticar o por haber interferencias oclusales.
El tratamiento de la disfunción craneomandibular
El tratamiento por excelencia de la disfunción craneomandibular es la recuperación del equilibrio oclusal, mediante la eliminación de los contactos prematuros. De esta forma, el dolor desaparece y la disfunción también.
La eliminación de los contactos prematuros es llamado tallado selectivo. Consiste en un equilibrio de las superficies oclusales de los dientes.
A veces puede ayudar a mejorar la sintomatología de la disfunción, mediante la infiltración de toxina botulínica o ácido hialurónico. La toxina botulínica es una terapia eficaz para aliviar algunos trastornos dolorosos relacionados con una contracción excesiva de músculos.