Los traumatismos dentales son lesiones que se producen con una frecuencia importante, por lo que es interesante hablar de ellos.
Cada caso es única y es que los traumatismos pueden tener una afectación a diferentes partes del tejidos dental, afectando únicamente al esmalte, implicando también a la dentina, e incluso pudiendo afectar a la pulpa dental complicando la lesión.
Los síntomas y el tratamiento para poder resolver cada caso depende mucho de la estructura la cual esté afectada y del pronóstico que tenga el diente o dientes afectados por el traumatismo.
En ocasiones es necesario un tratamiento urgente por bajo potencial de recuperación del diente, siendo siempre necesaria una actitud terapéutica correcta. Pueden ser necesarios múltiples tratamientos para resolver el caso, pudiendo incluirse en las terapias el control del dolor y del sangrado, la posibilidad de un tratamiento pulpar, la recolocación del diente junto con la estabilización de los tejidos peridentales afectados.
Los factores predisponentes de los traumatismos dentales
Los traumatismos dentales se producen con una afectación del 30% en los niños con dientes de leche, en cambio en la dentición definitiva la afectación es de un 22%. La edad es uno de los factores más importantes en los traumatismos y es que la mayor frecuencia es en las edades jóvenes, entre los 7 y los 15 años, producidos de forma accidental.
Existen otros factores predisponentes a los traumatismo dentales, algunos ejemplos son una oclusión con una clase II de Angle y un resalte superior a 4 milímetros, tener el labio superior corto, una incompetencia labial, la respiración oral, defectos en los tejidos dentales (como la amelogénesis o la dentinogénesis imperfecta), la práctica de deportes y actividades de riesgo, los accidentes de tráfico, las caídas, entre muchos otros.
¿Cómo diagnosticar adecuadamente un traumatismo dental?
Para poder diagnosticar de forma adecuada un traumatismo dental es imprescindible realizar previamente una historia clínica completa. También debe hacerse un examen o una inspección tanto facial, extraoralmente, como de la parte intraoral. Dentro de la cavidad bucal es importante explorar los dientes y los tejidos blandos. Además, el diagnóstico radiológico es fundamental para poder planificar adecuadamente el caso.
Se debe seguir una ispección sistemática, observando la simetría facial, las posibles lesiones de los tejidos blandos, la movilidad ocular, presencia de hematomas o hemorragias, la función de la ATM, existencia de lesiones mucosas y gingivales, las fracturas dentales o desplazamientos dentarios. Así como la realización de pruebas de movilidad, pruebas de percusión y pruebas de sensibilidad pulpar.
Así pues, el primer punto a tener en cuenta es la historia clínica. En esta se debe especificar el síntoma principal o el motivo por el cual el paciente acude a la consulta odontológica. Para poder saberlo existen algunas preguntas claves como por ejemplo: qué ha sucedido, cuándo, cómo y hace cuánto tiempo del suceso. En la historia clínica también se deben registrar todos los antecedentes personales patológicos, haciendo énfasis en las alergias que pueda presentar el paciente.
El siguiente punto a tener en consideración es la inspección bucal, intraoralmente y extraoralmente. Se deben registrar todo tipo alteraciones y cambios en los tejidos blandos de la cara y de la boca, ya sean los labios o las mejillas. Además, de realizar una palpación concreta de las áreas para poder tener información de la existencia o no de fracturas asociadas a las dentales.
Finalmente, el examen dental será el que nos determinará el diagnóstico de certeza. La observación, la inspección, la palpación y la percusión son las pruebas que determinan la afectación dentaria. Además, observando la movilidad que pueden tener los dientes involucrados, presenciar desplazamientos, lesiones periapicales o algún tipo de lesión pulpar mediante varias pruebas de vitalidad y radiológicas.
Radiológicamente se realizan técnicas estandarizadas. Es necesario un mínimo de 3 proyecciones, incluyendo oclusales y periapicales. Otras proyecciones que pueden ser necesarias en algunos casos son la ortopantomografía, la radiografía lateral de cráneo u otro tipo de proyecciones radiológicas que incluyan observación de los tejidos blandos.
¿Cómo pueden ser clasificados los traumatismos dentales?
Los traumatismos dentales se clasifican en función del tipo de dentición a la cual afectan, dentición definitiva o dentición temporal.
En la dentición definitiva los traumatismo dentales se clasifican en:
- Fracturas del esmalte
- Fracturas de la corona sin afectación pulpar
- Fractura de la corona con afectación pulpar
- Fracturas radiculares
- Fracturas coronorradiculares
- Luxación
- Avulsión
- Fracturas del proceso alveolar
Las lesiones en el esmalte incluyen pequeñas fracturas. El tratamiento consiste únicamente en reparar y pulir los bordes del esmalte para regular la superficie.
En las fracturas de corona sin que haya afectación pulpar, solamente está afectado el esmalte y la dentina por lo que el tratamiento se basa en la restauración mediante técnicas adhesivas con composite o la reposición del fragmento fracturado.
La afectación pulpar en los traumatismos hace que las fracturas ya sean considerables aumentando la importancia de ellas y las posibles complicaciones. El tratamiento conservador, la biopulpectomía y la restauración definitiva, debe realizarse inmediato para tener un buen pronóstico.
Las fracturas radiculares siempre son complicadas. Dependiendo del tipo de afectación y el tipo de fractura, horizontal, vertical u oblicua, el tratamiento varía desde una ferulización de la fracturas con control radiológico y de la vitalidad hasta la exodoncia del diente afectado.
Las fracturas coronorradiculares son aquellas que afectan la corona y la raíz del diente. Normalmente afectan de forma subgingival a la zona radicular, incluyendo en la mayoría de los casos al a pulpa. El pronóstico de este tipo de fractuas es incierto.
La luxación dental es un tipo de lesión la cual puede involucrar la pulpa y el ligamento periodontal está afectado. Las luxaciones pueden ser: contusión, subluxación o luxación extrusiva, lateral o intrusiva.
La avulsión es la separación completa del diente de su alveolo. El tratamiento de esta afectación se contemplan diversos apartados, como el tiempo extraoral, el almacenamiento del diente, la manipulación del alvéolo, el momento más adecuado para realizar el tratamiento, los materiales de ferulización, entre otros.
Las fracturas del proceso alveolar simultaneas a lesiones dentales pueden ocasionar lesiones óseas las cuales necesitan tratamientos complementarios por el cirujano bucal o maxilofacial.
En la dentición temporal los traumatismos dentales se pueden ser:
- Fracturas de corona
- Fracturas radiculares
- Fracturas coronorradiculares
- Lesiones por luxación y avulsión
El tratamiento de las fracturas de corona dependerá del comportamiento del paciente, si es posible la restauración es la terapia indicada. Si no es así, se alisará el tejido afectado para evitar lesiones de las partes blandas. La exposición pulpar en las fracturas coronales puede existir por lo que es necesario en algunos casos realizar algún tratamiento conservador como la pulpotomía o la pulpectomía.
Las fracturas radiculares son tratadas mediante la extracción de la porción coronal afectada, dejando la parte radicular sin extraer para evitar un daño al germen del diente permanente, en caso de movilidad. Si no existe movilidad el tratamiento se basa en el control y la observación periódica. En cambio, en las fracturas coronoradiculares es necesario extraer el diente temporal.
Las lesiones por luxación y avulsión no requieren tratamiento, únicamente se tiene que actuar en caso que haya un cambio de vitalidad pulpar y de coloración coronaria.
REFERENCIAS
- Andreasen JO, Lauridsen E, Christensen SS. Development of an interactive dental trauma guide. Pediatr Dent. 2009 Mar-Apr;31(2):133-6.