El flúor es un elemento químico que se encuentra localizado en la tabla periódica de los elementos, en el número 9. Se trata de el elemento más reactivo químicamente y su combinación natural más importante es fluoruro cálcico (CaF2).
Este elemento se encuentra en la naturaleza, en los minerales y los de origen volcánico, que contienen fluoruros. También se encuentra en el agua, tanto del mar (en concentraciones de 0’8-1’4 ppm, partes por millón) como en el agua bebida. En los alimentos, el flúor se encuentra con mayor concentración en el té, las espinacas, los tomates y las lentejas. El flúor también se puede adquirir para formar productos que lo incluyan, como en los dentífricos o en los colutorios.
El flúor y la salud dental
El flúor es uno de los productos más recomendados para prevenir la caries dental.
Este elemento como agente preventivo de la caries, según la evidencia científica actual, no está totalmente comprendido pero se sabe que:
- Inhibe el metabolismo de la placa dental y altera su composición
- Inhibe la capacidad de las bacterias de formar grandes cantidades de ácido al metabolizar los restos de carbohidratos.
- Inhibe el proceso de desmineralización de los dientes
- Disminuye el pH a partir del cual el cristal de hidroxiapatita (sustancia formadora del esmalte) se disuelve.
- Da a la superficie dentaria resistencia frente a los ácidos presentes en boca.
- Favorece la remineralización de la superficie del esmalte dental.
Por lo tanto, el flúor trabaja en los procesos de desmineralización y remineralización que de forma natural ocurren en la cavidad bucal. Después de comer, el pH de la cavidad oral disminuye y hace que haya una desmineralización dental. Es por esto, que el flúor en estos casos ayuda a remineralizar el esmalte y a fortaleces los dientes. El proceso de remineralización dental consiste en la adquisición de flúor por parte del esmalte y la hidroxiapatita se transforma en fluorapatita, que es más resistente a la descalcificación
El flúor se puede adquirir y llegar a la estructura dentaria a través de dos vías:
- Sistémica: antes que hayan erupcionado los dientes, es decir actúa de forma preeruptiva fortaleciendo el esmalte.
Existen varios métodos de aplicación: fluoración de aguas de consumo público (en 1’5 ppm), agua de mesa con flúor, suplementos fluorados en la dieta (200-250 mg por kg), sal fluorada y preparaciones vitamínicas.
- Tópica: una vez los dientes han erupcionado, mediante la aplicación tópica de flúor directamente en la superficie dental. La utilización de esta modalidad puede comenzar desde el momento en que erupcionan los primeros dientes y continuar durante toda la vida, para prevenir la caries.
Los principales métodos de presentación del flúor tópico son:
- Barnices y geles: poseen una elevada concentración de flúor (entre 5000 y 12500 ppm los barnices, y entre 1000 y 56300 ppm los geles) por lo que son procedimientos restringidos únicamente al profesional sanitario. Se aplican mediante pinceles o cubetas ajustables a los maxilares y su frecuencia varía en función del riesgo a sufrir caries.
- Dentífricos: es el método más idóneo por su efectividad, bajo coste y gran alcance cultural. La concentración de flúor debe variar según la edad.
- Colutorios: únicamente se recomiendan utilizarlos en niños que controlen el reflejo de la deglución.
- Seda dental fluorada: ayuda al proceso de remineralización de la zona donde se utiliza.
- Pasta profiláctica: incorporan fluoruros y sirven para pulir y limpiar estructuras dentales de manera eficaz y con mínima abrasión.
- Chicles con flúor: estimula la formación de saliva mediante la masticación lo cual contribuye a mantener un nivel de flúor en ella.
Todos los métodos que se vayan a utilizar para prevenir la caries, deben ser correctamente prescritos por los profesionales de la salud.