Proceso de colocación de los implantes dentales, todo lo que debes saber

Los implantes dentales son unos materiales aloplásticos y biocompatibles diseñados para reemplazar el diente perdido. Estos se colocan quirúrgicamente en el hueso maxilar en el sector edéntulo para rehabilitar la función y mejorar la estética en la zona de la ausencia dental. 

Están hechos de titanio, un material muy biocompatible y con un alta capacidad osteoinegradora (capacidad que tiene para integrarse con el hueso). Además, su superficie no es lisa, sino que es rugosa y hace que la osteointegración se consiga con más éxito. 

El proceso de colocación de los implantes dentales

Para la colocación de los implantes dentales, lo más importante de todo el procedimiento implantológico es el diagnóstico y la planificación.

Este proceso se basa en dos fases quirúrgicas. La primera fase es la colocación del implante y la segunda fase quirúrgica, cambiar el tornillo de cierre del implante por uno de cicatrización (para que la encía tome la forma del pilar de cicatrización).

La técnica quirúrgica de colocación del implante consiste en 7 partes: la preparación prequirúrgica, la anestesia, las incisiones y colgajos, la secuencia de fresado, la inserción del implante, la técnica de sutura y, por último, las recomendaciones postoperatorias. 

El objetivo de la preparación prequirúrgica es preparar al paciente a nivel local y sistémico. En esta primera parte se realiza el tratamiento conservador y periodontal, un control de placa, así como controlar cualquier patología sistémica y una premedicación (en algunos casos determinados).

La segunda parte para la colocación de los implantes, es la anestesia. Las técnicas anestésicas pueden ser troncular o infiltrativa. Una vez sabida la técnica anestésica que se realizada es importante la selección del anestésico local, así como el tipo de vasoconstrictor a utilizar.

Para poder realizar las incisiones o colgajos, es importante respetar los principios básicos de la cirugía bucal: el tipo de incisión, las incisiones de descarga, así como el tipo de colgajo (espesor total o parcial).

El siguiente paso para la colocación del implante es el fresado. Existen más de 150 marcas de implantes, cada uno con su diseño y técnica de inserción diferente, por lo que antes de colocar cualquier implante hay que mirar bien las indicaciones del fabricante. La secuencia de fresado depende del sistema de implantes, el diseño macroscópico, la longitud y diámetro del implante, el tipo de hueso (el sector anterior de la mandíbula mucho más duro que el sector posterior de maxilar superior). El implante se debe coloca entre 1.000 a 2.500 rpm, a 1.200 rpm se pueden colocar todos los implantes. La irrigación durante el fresado debe ser constante.

Para hacer el primer fresado es mejor una fresa lanzeolada (forma de lanza) que no una de bola, ya que esta última resbala en el hueso. Esta fresa marcara el punto donde irá el implante, pero no la inclinación de este. La segunda fresa da la profundidad, inclinación mesiodistal y vestibulolingual. Estas dos primeras fresas son las más importantes. El tercer paso es poner el paralelizador o posicionador para comprobar las dos dimensiones. Las siguientes fresas sirven para ensanchar y aumentar el diámetro del lecho donde irá el implante. Es importante no cambiar la orientación de los fresados anteriores. El último paso ya es la colocación del implante. 


Para la inserción del implante el torque de inserción es entre 15 y 50 N/cm. Se recomienda empezar con un torque bajo hasta que se pare y subirlo un poco. Para así colocar el implante de forma adecuada. Se puede colocar el pilar de cicatrización en la misma intervención, evitando la segunda fase quirúrgica, cuando no se hace regeneración ósea, hay encía adherida suficiente y una estabilidad primaria. Esto permite un mejor seguimiento postperatorio, menos procedimientos quirúrgicos y un riesgo inferior de infecciones postoperatorias. Si el pilar de cicatrización no se puede colocar se procede a la colocación del tapón de cierre del implante. 

Para la técnica de sutura se tienen que respetar las normas básicas de cirugía bucal: los ángulos, las incisiones de descarga y siempre suturar del a parte móvil a la fija. Los materiales de la sutura pueden ser varios: la seda (tiene un inconveniente y es que acumula mucha placa y una pérdida de tensión), la poliamida (es un pseudomonofilamento que no tiene capilaridad por lo que no acumula placa), el monofilamento (indicado en casos de de regeneración o sector anterior, no acumulan placa y no dejan cicatriz.

Las recomendaciones postoperatorias a la colocación de los implantes dentales suelen ser la compresión de la zona con una gasa, la crioterapia (poner hielo en la zona con intervalos), la prescripción de fármacos (como pueden ser un analgésico de la familia de los antiinflamatorios no esteroideos o un antibiótico). La retirada de la sutura se suele realizar entre los 7 primeros días, aunque dependiendo de la técnica utilizada hasta los 21 días después de la intervención puede retirarse la sutura.  

El éxito de los implantes dentales varía en función de la densidad del hueso, de la zona de colocación del implante, la técnica quirúrgica empleada, el diseño del implante, entre otros muchos factores más. Por esto es importante realizar una buena higiene postoperatoria tal y como el especialista explica junto con la asistencia a las visitas periódicas de control con el profesional.

REFERENCIAS

  • Peñarrocha Diago M. Implantología oral. Barcelona: Ars Médica; 2001.
  • Cranin AN. Atlas de implantología oral. 2a ed. Madrid: Harcourt; 2000.