El tratamiento restaurador de los dientes en la actualidad se realiza mediante el uso de un sistema adhesivo, en el que hay una interacción entre la estructura dentaria y el material restaurador.
La adhesión dental es una técnica odontológica que permite adherir de forma química materiales odontológicos en el diente. Esta técnica es realizada con adhesivos que permiten preparar la superficie dental para mejorar el sustrato para la adhesión y de este modo unirse adecuadamente al material restaurador.
El inicio de la actual odontología adhesiva, ocurrió el año 1995 y el primero en descubrir el efecto del adhesivo fue Michael Buonocore. Observó el efecto sobre el esmalte de la aplicación de una solución ácida, que después se lavaba y secada y con la que se obtenía un patrón de grabado con ácido de la superficie. El ácido actúa disolviendo selectivamente los extremos finales de los prismas del esmalte en la superficie, consiguiendo una superficie irregular y porosa.
En el año 1965, otro científico, Bowen, propuso el primer adhesivo dentario, con una molécula de N-fenilglicina-glicidil Metacrilato, de modo que el extremo del metracrilato se uniría a la resina compuesta (material restaurador) y el otro extremo a la dentina. Este adhesivo tenía propiedades pobres por lo que hubo fallos.
Más adelante, en 1978 se comercializó el primer adhesivo dentinario a base de fosfatos, que contenía un monómero hidrófobo junto con un metacrilato hidrosoluble e incorporando algunos activadores químicos, presentándose como un sistema de dos componentes. Su mecanismo de acción se basaba en la interacción entre los fosfatos y el calcio de la dentina y el esmalte sin grabar. Su poca capacidad de adhesión promovió la década de los 80, donde tuvo lugar una gran cantidad de adhesivos de diferentes composiciones químicas: fosfatos, oxalatos, sistema Gluma, acuosos.
Los oxalatos fueron un sistema de unión con una solución acuosa de oxalato. Su mecanismo de acción se basaba en despegar el smear layer para que la resina pudiera fluir por los túbulos dentinarios. Los adhesivos dentinarios a base de fosfatos y oxalatos son conocidos como adhesivos de primera y segunda generación. El sistema Gluma es un adhesivo dentario que se basa en la unión con el colágeno de la dentina, formando parte de la tercera generación de los adhesivos. En la década de los 90 aparecieron los adhesivos dentarios basados en acuosos, que constan de una acondicionador de dentina y esmalte. Estos últimos pertenecen a la cuarta generación de adhesivos.
La adhesión dental de hoy en día se basa el desarrollo de sistemas adhesivos para lograr una simplificación de la técnica para minimizar errores y evitar pasos clínicos. Los adhesivos dentinarios actuales pueden ser de un, de dos o de tres pasos clínicos. Los tres pasos son: acondicionamiento o grabado del diente, imprimación con la resina hidrófila y impregnación con la resina adhesiva, pudiéndose estos dos últimos simplificarse en uno solo con una solución que lleva resinas hidrófilas e hidrófobas.
En la actualidad, se han descrito tres grandes grupos de materiales para conseguir la adhesión dental:
- Adhesivos dentarios que realizan un grabado total del esmalte y la dentina. Realizan su función en tres pasos (ácido para grabar, primer y resina) o en dos pasos (ácido para grabar y imprimación y aplicación de la resina).
- Adhesivos autograbandes, que consiguen el acondicionado o grabado, junto con la imprimación. Suponen el uso de monómeros ácidos que no se lavan y acondicionan e imprimen la entina y el esmalte. Este tipo suele presentarse en dos frascos.
- Ionómeros de vidrio que poseen capacidad adhesiva. Se unen al diente por un proceso de quelación con el calcio. Son cementos que son capaces de unirse al diente y al composite, liberando flúor.
Es importante tener en cuenta que para conseguir una buena técnica adhesiva a dentina se debe realizar un correcto aislamiento del diente.