La necrosis pulpar se puede definir como la muerte de la pulpa, la pulpa parte interna del diente donde se alberga los nervios del diente, esta muerte pulpar se puede dar de dos formas depende de la localización
- Total: cuando se muere la pulpa en su totalidad
- Parcial: cuando solo es una de las partes de la pulpa la que muere
Principalmente la muerte de la pulpa es consecuencia de una previa pulpitis (inflamación pulpar), pero también se puede producir tras un traumatismo cuando la pulpa muere o se destruye antes que se llegue a desarrollar una reacción inflamatoria, a consecuencia de ello se produce lo que los especialistas denominan un infarto isquémico que concluye en una pulpa necrótica, seca y gangrenosa.
Las pulpitis agudas al igual que los estados degenerativos dependiendo de algunos factores intrínsecos pueden avanzar de modo rápido o de modo lento hacia la muerte pulpar.
Concretamente existen dos tipos de necrosis:
- Por coagulación: la parte soluble el tejido se transforma en material totalmente sólido. La caseificación es un tipo de necrosis por coagulación en la que el tejido se transforma en una masa con textura consistente.
- Por licuefacción: el tejido pasa a ser líquido, la pulpa se encuentra atrapada entre paredes rígidas, lo que provoca que la presión tisular aumente drásticamente, dando lugar a una pulpitis irreversible y a una posterior necrosis por licuefacción. En el momento que el exudado producido puede llegar a drenar por algún sitio de la cavidad oral o por la misma caries, la pulpa se puede mantener más intacta durante más tiempo.
En cuanto al tratamiento necesario, el tipo de necrosis no es significativa a la elección de un tratamiento u otro, esto quiere decir que en ambos casos se deberá realizar el tratamiento de conductos sin importar el tipo de necrosis que se esté dando.
Muchos pacientes se plantean la siguiente duda cuando se le comenta la necesidad de realizar el tratamiento de conductos, la endodoncia. Surge la duda de por qué realizar algún tipo de tratamiento si hay ausencia de dolor.
A menudo tras varios episodios de dolor agudo e intenso, este desaparece. Pero esto no es consecuencia de una mejora del estado del nervio si no de un empeoramiento pues se ha producido una necrosis pulpar.
Llegado este momento el riesgo para nuestra salud oral es mucho mayor ya que el tejido muerto puede ocasionar infecciones de mayor carácter. Es por esto que los pacientes no se deben confiar cuando el dolor cese y se debe acudir al odontólogo para comprobar el estado de la pieza dental, nuestro odontólogo realizará las pruebas pertinentes para comprobar la vitalidad de la pieza y el verdadero estado en el que se encuentra, para realizar la endodoncia. Es importante no esperar a que aparezca una infección en la pieza ya que puede llegar a tener consecuencias en la estructura ósea poniendo en riesgo el soporte de la pieza dental, si dejamos que la infección prolifere se debe administrar pauta antibiótica. La recuperación en estos casos es mucho más lenta, sin la pauta antibiótica no se podrá realizar el tratamiento de conductos.
Es importante que a pesar de que remita el dolor en piezas con algún síntoma o signo como los que hemos explicado con anterioridad no debemos pasar por alto acudir a la clínica dental con el objetivo de realizar un estudio clínico con pruebas de vitalidad y un estudio radiográfico, que pueda confirmar el estado pulpar de la pieza en cuestión. Y sea nuestro odontólogo quien establezca el diagnóstico y pronóstico.
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