La cirugía bucal es una parte de la odontología a la que conciernen el diagnóstico y todo el tratamiento quirúrgico de las enfermedades, anomalías y lesiones de los dientes, de la boca, de los maxilares y sus tejidos contiguos.
Toda intervención quirúrgica consta de tres tiempos operatorios básicos: diéresis o incisión de tejidos, intervención quirúrgica y síntesis, sinéresis o sutura de los tejidos.
Aún y así, en cirugía bucal distinguimos los siguientes: incisión o diéresis, despegamiento mucoso o mucoperióstico para preparar un colgajo, osteotomía o ostectomía, gesto o maniobra quirúrgica especializada o técnica operatoria, restauración, limpieza y tratamiento de la zona, sutura y extracción de los puntos de sutura.
Los tiempos deben de seguirse de manera estricta, si aparece alguna eventualidad o accidente improvisto el cirujano tendrá la capacidad de modificarlos de la mejor manera con certeza y rapidez.
Cirugía bucal, ¿cómo funciona?
Toda intervención quirúrgica se inicia con la incisión de tejidos de recubrimiento en la cavidad bucal: extirpación de tejidos blandos o colgajo para abordar los maxilares. Las incisiones en la cavidad bucal, vienen condicionadas por las características anatómicas, el tipo de patología y la vía de abordaje. Las incisiones pueden ser: lineales, semicirculares o triangulares o trapezoidales.
El despegamiento mucoso o mucoperiostico ha de ser atraumático para evitar necrosis tisular y alteraciones de la cicatrización. Se realiza con un instrumento llamado periostotomo, el cual se apoya en el hueso y se levanta el periostio de su inserción ósea. El desprendimiento debe de hacerse en toda su extensión necesaria para evitar complicaciones.
La osteotomía es el corte o sección del hueso, y la ostectomía, la eliminación o exéresis del hueso. Hay cuatro tipos de materiales para llevar a cabo estas técnicas: material rotatorio, escoplo, pinza gubia y lima de hueso. El material rotatorio es el preferido para realizar ambas técnicas, sobretodo la pieza de mano o contraángulo con fresa redonda de carburo de tungsteno (número 8).
La técnica operatoria propiamente dicha, es el aparatado que ocupa la mayor parte del tiempo de cada intervención. Finalizada la intervención se debe dejar el campo operatorio limpio para poder cubrirlo con los tejidos blandos y realizar la sutura. Cuando finaliza la limpieza del campo operatorio debe realizarse el cierre de la herida por primera intención mediante sutura, evitando que se cierre mediante la formación de tejido de granulación (segunda intención).
La sutura es el último paso y consiste en la reposición de los tejidos blandos. Debe realizarse siempre ante cualquier herida operatoria. Los bordes deben estar afrontados perfectamente sin tensión y conservando la irrigación. La sutura permite cicatrización por primera intención y favorece la hemostasia y esto repercute también en el cuidado postoperatorio por parte de paciente y odontólogo.