Un diente que ha sido sometido a un tratamiento endodóntico tiene algunas características que lo diferencian de los dientes vitales y que influyen sobre la restauración.
La primera diferencia importante es que, en el diente endodonciado, existe la posibilidad de utilizar el conducto radicular para ayudarse en la restauración, ya sea para apoyar la retención o para mejorar la simbiosis entre la corona dentaria restaurada y la raíz.
Por otra parte, el diente desvitalizado pierde el efecto biológico que la pulpa ejerce sobre la dentina y que, al final, se traduce en una pérdida de elasticidad que poco a poco va haciendo al diente más sensible a la fractura. Este hecho induce a que muchos profesionales opinen que cualquier diente endodonciado debe ser protegido con una corona de recubrimiento total.
Una tercera característica del diente endodonciado es que, por lo general, presenta una importante destrucción de la corona dentaria, ya sea por el proceso que dio origen a la necesidad de realizar un tratamiento de conductos o simplemente por la tendencia a hacer aperturas camerales muy amplias para facilitar la instrumentación. La conservación de los rebordes marginales es muy importante para evitar las fracturas coronarias.
La restauración de los tejidos perdidos debe hacerse en breve plazo, entre otras razones, para evitar la posible contaminación de los conductos por bacterias. Si el sellado de la restauración no es hermético, pueden penetrar en los conductos toxinas bacterianas que podrían obligar a repetir la instrumentación y la obturación de los conductos. Por este motivo, el diente endodonciado se debe restaurar lo antes posible.
Las endocoronas son llamadas de esta forma ya que son un tipo de prótesis fija, ya sea corona o incrustación dental, que son colocadas después de realizar un tratamiento de conductos o endodoncia.
Las incrustaciones dentales son una alternativa interesante, sobre todo cuando es necesario realizar una protección cuspídea. Las ventajas de las incrustaciones de porcelana con respecto a las de oro colado residen en la mejor interfase que se puede lograr entre la restauración y el tejido dentario.
En el frente anterior la restauración con carillas de porcelana puede ser un tratamiento muy resolutivo cuando el diente endodonciado está oscurecido y no se logra un resultado estético suficiente con técnicas de blanqueamiento y con recubrimiento vestibular directo con resina compuesta.
Actualmente las técnicas de confección de restauraciones cerámicas por sistemas informáticos tipo CAD-CAM, pueden también emplearse en dientes endodonciados para hacer endocoronas.