El síndrome de respirador bucal es el conjunto de signos y síntomas ante la alteración patológica de la función nasorrespiratoria. Este síndrome se basa en un conjunto de alteraciones que son las que provocan las disfunción respiratoria.
Está científicamente demostrado que el hábito de respiración bucal causa algunos perjudicios para el ser humano, como las asimetrías faciales, problemas posturales y alteraciones en la oclusión dental.
Los síntomas que los pacientes con dicho síndrome refieren no siempre están relacionados con los problemas respiratorios iniciales, sino que alguno pueden ser consecuencia de alteraciones producidas. Los síntomas más comunes se presentan en el síndrome de respirador bucal son la falta de aire o insuficiencia respiratoria, cansancio en realizar actividades físicas, disminución en el sentido del olfato, halitosis, boca seca, ronquidos, ojeras, entre otros muchos mas síntomas.
Generalmente ante el síndrome de respirador bucal, las alteraciones más frecuentes son problemas en la oclusión dental, problemas posturales y una función incorrecta de los órganos fonoarticulares.
A nivel dental las alteraciones que pueden presentarse por el síndrome de respirador bucal pueden ser: protrusión de los dientes superiores, apiñamiento dental, líneas medias desviadas, sobremordida y desplazamiento mandibular lateral.
Las causas del síndrome de respirador bucal
Los problemas respiratorios son causados por hipertrofia amigdalar y adenoidea, con un 39%, seguido de rinitis alérgica, con un 34%, desviación del tabique nasal, 19%, hipertrofia de cornetes, 12%, y tumores o pólipos en porcentajes de menor grado.
Los respiradores bucales se dividen en dos grupos, los cuales presentan etiologías diversas:
- Respiradores bucales verdaderos. Pueden presentarse como consecuencia de obstrucciones funcionales, males hábitos respiratorios e hiperlaxitud ligamentosa.
- Respiradores bucales falsos. Se trata de niños que tienen la boca abierta, pero respiran por la nariz.
Soluciones ante el síndrome de respirador bucal
El tratamiento para evitar problemas a largo plazo es la prevención y una correcta higiene nasal.
La solución de este síndrome implica un abordaje multidisciplinar. En primera instancia, el odontólogo debe ser el responsable de detectar dicho síndrome para poder realizar las derivaciones pertinentes y evitar problemas a largo plazo. El otorrino se encarga de evaluar y tratar las vías aéreas superiores alteradas u obstruidas que causan la respiración bucal. El logopeda es el encargado de ayudar al niño, mediante ejercicios, a respirar por la nariz realizando respiraciones diafragmáticas. Además, el odontólogo realiza las evaluaciones pertinentes para valorar la necesidad o no de aplicar tratamiento de ortodoncia.
El éxito del tratamiento es la motivación del niño, el deseo de modificar los hábitos y el protagonismo de los padres para continuar la labor del odontólogo en casa, ayudando al niño con la práctica de los ejercicios indicados.